Somos ciegos que vamos dando tumbos. Nos parece que nuestra realidad, la que vemos con nuestros ojos, es lo único que existe. Pero es mentira. Somos ciegos. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Solo vemos lo que queremos ver. Lo que podemos creer. Y al despertar, al abrir un ojo, todo resulta diferente. Todo es nuevo. Todo cambia según el punto de vista. Cambia tanto que jamás creerías que te pudieras engañar de ese modo. Cambia tanto, que también te parecerá mentira. Que no podrás distinguir la realidad de la ficción.