domingo, 26 de diciembre de 2010

fragmentos


Me fascina tu boca. Desde el primer día que te ví. Tus labios gorditos y perfectos, me pierden. De hecho, cuando hablo contigo, no puedo evitar desviar la mirada, me atraen como un imán. Me encanta cuando te los muerdes descuidado, mientras estás pensando en otras cosas y crees que nadie te observa. Imagino constántemente cómo sería darte un beso. De casualidad, me encuentro con detalles, fragmentos, en los que nadie más se fija. De tí, son tus labios. De otro, son los ojos, azules como un océano inmenso donde naufragar a la deriva, o los hoyitos que se forman en las mejillas al sonreir, o las manos, grandes y huesudas, impacientes por acariciar mi piel, o los antebrazos que buscan rodear mi espalda, o el acento suave y melodioso para cantar nanas, o la voz profunda y susurrante, hecha para contarme cuentos al oído....

sábado, 25 de diciembre de 2010

navidades


Hace unos días me preguntabas que por qué no me gustaban estas fechas. No me gustan porque tienes la obligación de estar contento, cuando tal vez no sea cierto, porque hay que aparentar ser una familia feliz cuando eso no es más que una quimera, porque desbordan consumismo. Porque quisieras que pasara como una noche cualquiera. Porque cada año es lo mísmo, te recuerda que no ha cambiado nada, que ha pasado otro año más, y que todo sigue siendo igual. Te recuerda que tu vida es mediocre, que no has logrado nada, que sigues como cuando tenías catorce años. Que a pesar de que tienes unos padres que se desviven por tí, unos amigos que te quieren, unos compañeros que te aprecian, no eres capaz de encontrarle sentido a la vida, a levantarte cada mañana, a seguir adelante. No eres capaz de ver lo afortunada que eres, de disfrutar. Te estás convirtiendo en una amargada, cada vez más replegada sobre sí mísma, cada vez más distanciada de todo, cada vez peor.

jueves, 23 de diciembre de 2010

letras


Zeta no busca letra, ¿para qué? Se siente sola en el alfabeto. En realidad, no sabe querer. Es demasiado egoísta, huye de las otras letras. Le gustaría ser solo un sonido mudo, sin la necesidad de una vocal. Tiene un abecedario por delante, pero únicamente se ve a sí mísma. Se aleja de las complicaciones, de las palabras esdrújulas, no afronta los problemas. Vive en una gramática paralela. Las demás letras se arremolinan a su alrededor, quieren formar sílabas, pero no puede. Sigue sintiéndose pequeña. De hecho, es diminuta. Siempre será la última.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

lo siento


Lo siento. Lo siento tanto. Sé que siempre hago lo mísmo. Y que tú no tienes ninguna culpa. Que siempre pago mi mal humor con quien más me importa. Que cada vez que intentas acercarte te aparto de mi lado. Que siempre sucede a destiempo. Que siempre me arrepiento. Que me gustaría tener una tecla para volver al pasado y hacer las cosas bien, pero que ahora solo puedo decirte que lo siento, aunque sea demasiado tarde.

martes, 21 de diciembre de 2010

fortune teller


Miro fascinada a través del escaparate. Una máquina de la fortuna. Por una moneda, descubre tu destino. Mi lado racional se niega a creer que exista algo más allá, que el futuro esté escrito, que se pueda adivinar observando las líneas de la mano, o los posos del café. A mi lado emocional, le encanta leer el horóscopo, e imaginar que los sueños se pueden hacer realidad. El yo lógico quiere pensar que las decisiones que toma tienen consecuencias y que no todo viene rodado, que tiene capacidad de decisión y que puede dirigir su rumbo. Mi otro yo, el yo caótico, siempre ha pensado que esto no puede ser lo único, necesita creer en algo. Rebusco entre los bolsillos y saco una moneda. La tiro al aire. Es puro azar, teóricamente las mísmas probabilidades. Si sale cara entro por esa puerta. Si sale cruz, sigo mi camino. Miro el resultado sobre mi mano, y comienzo a caminar, observando de reojo mi reflejo sobre el cristal.

lunes, 20 de diciembre de 2010

errores


Me encantas. Desde el primer día que te ví. No lo puedo evitar. Sé que es un tremendo error, pero no lo puedo evitar. Sé que sería una pequeña catástrofe sin sentido, pero no lo puedo evitar. No sé exactamente lo que me gusta de tí, no lo puedo explicar con palabras. Aunque sepa que para tí sea prácticamente invisible. Aunque te sienta cada vez más lejos de mí. Solo sé que debería evitar caer en la tentación, pero que es imposible. Solo sé, que contra toda lógica, me encantas desde el primer día que te ví.

domingo, 19 de diciembre de 2010

secretos


Se acaba la canción. Hay unos segundos de tregua entre el barullo. Vienes y me hablas al oído, entre risas. No es posible. Para tí es un comentario sin importancia. Para mí, son las peores palabras que podrías haber pronunciado. Y ni siquiera te das cuenta. Otro secreto más. Me pesa como una losa. Me siento perdida en mitad del océano, con un lastre creciente que me arrastra hacia el fondo. Me ahogo, no voy a poder salir de aquí. Quiero gritar, pero no me sale la voz. En vez de eso, cierro los ojos, y una pequeña lágrima resbala por mis mejillas. No puedo más, me invade una tristeza infinita. Disimulo como puedo, no quiero que nadie me vea llorar. Todos bailáis, bebéis, seguís hablando como si no pasara nada. La música sigue sonando, el mundo no ha dejado de dar vueltas. Solo yo estoy detenida en el tiempo, y en esta sala, rodeada de gente, me siento más sola que nunca, a una distancia de años luz de cualquiera de vosotros.

domingo, 12 de diciembre de 2010

frases de película


Te acercas más de lo necesario. Con una mano me apartas el pelo, para hablarme al oído. Vuelves a alejarte, y bebes un trago de cerveza. Me miras a los ojos. Te sonrío. Me entra el pánico. Me coges de la cintura, mientras me acaricias la espalda despacio con tus manos. Me recorre un escalofrío. Entonces pienso "Salta, valiente". Pero no. No es solo un salto, es un abismo, una frontera infranqueable. Tan pronto estás a milímetros de mí, como te alejas a kilómetros de distancia. Es un vaivén insostenible. Esto no es una película, no estamos en el círculo polar. Ni tú eres Otto, ni yo soy Ana. Cierro los ojos. La música cambia de ritmo, me dejo llevar. Bailo siguiendo los acordes entremezclados con las voces. La siguiente frase de película que me asalta la pronuncia una voz masculina e irónica: "Te has enamorado del malo, imbécil". Pues sí, como siempre me pasa. Tienes toda la razón. Y ahora no puedo evitarlo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

androides


Los androides funcionamos casi igual que la gente normal. Quiero decir, que los humanos corrientes, de esos que tienen una víscera que bombea sangre en intervalos rítmicos para llevar oxígeno a cada una de sus células y que procesan pensamientos complejos con un cerebro gelatinoso. Los androides transformamos las palabras que escuchamos en código binario, en ceros y unos de fácil comprensión. Tenemos un procesador interno de última generación. Somos capaces de entendernos con los humanos, incluso de captar extrañas fórmulas contradictorias que ellos denominan ironía. Estamos aprendiendo a utilizar el sarcasmo, aunque a veces nos cuesta distinguir cuando un comentario es maligno en exceso. Los humanos son muy susceptibles. Los androides estamos hechos de metal y placas de silicio, nuestro sistema se compone de un extenso cableado por el que se envían impulsos eléctricos. Dormimos muy poco, solo dos o tres horas son necesarias para recargar nuestra batería. Los androides no entendemos de sentimientos, pero reaccionamos a las caricias, aunque tendemos a ser un poco fríos, porque nuestro corazón está hecho de hojalata. Todo funciona mucho mejor si se pulsa la tecla adecuada. Los androides estamos tratando de socializarnos, pero a veces los humanos olvidan que somos máquinas y nos confunden con uno de ellos.

P.D.: A los androides de la blogosfera nos encantan los comentarios. Nos ponemos muy contentos cuando vemos que algún ser vivo, muerto o en stand by nos presta un poquito de atención y lee las tonterías que imaginamos. También tenemos nuestro pequeño ciber-ego. Gracias. Digo, bip bip.

lunes, 6 de diciembre de 2010

azul


Antes pensaba que podría perderme en el azul de tus ojos. Que sería como flotar en un océano inmenso. Que sería como estar suspendido entre el mar y el cielo. Pero ahora sé que no. Que tus ojos solo conducen al desastre. Que son sinónimo de naufragio. Que son un camino que bordea con el infierno. Y que cada vez me da más miedo volver a caer en ellos.

domingo, 5 de diciembre de 2010

madrugadas


Entra despacio, gira la llave con cuidado y se quita los zapatos de tacón evitando hacer ruido. Avanza por el pasillo, descalza y a oscuras para no despertarme. Se mete en el baño y por la puerta entornada deja escapar un haz de luz. Me encanta espiarla por la rendija. Se desviste frente al espejo, observando su silueta de reojo. Abre los botones del vestido uno a uno, jugando con ellos entre sus dedos, y lo deja resbalar por sus hombros, hasta caer al suelo. Se pone una camiseta y se deshace el recogido, llenando el lavabo de horquillas. Se observa en el espejo, pensativa mientras se desmaquilla. Primero los labios, que pierden su color granate en un suspiro. Después los ojos, que horas antes había perfilado en negro con un trazo perfecto. Parece no gustarle la imagen que ve. Apaga la luz y entra en la habitación. Se tumba a mi lado en la cama, mete una mano bajo la almohada, y con la otra me busca a través de las sábanas, hasta encontrarme. Yo continúo haciéndome el dormido, adivinando sus movimientos en la oscuridad, escuchando su respiración pausada. Me giro y la beso en los labios. Buenas noches, pequeña. Entonces, entrelaza sus dedos con los míos, apretándolos con fuerza, hasta quedarse dormida.

viernes, 3 de diciembre de 2010

insomne


Quédate conmigo.
No puedo dormir.
Cuéntame un cuento.
Cántame una nana.
No te vayas de la cama.

lunes, 29 de noviembre de 2010

tweed


Camina con pasos cortos por el andén, deambulando de un lado al otro. Con sus rizos naranjas moviéndose con cada salto, y su abrigo de tweed marrón. Lleva unos grandes auriculares que parecen sacados de una película de los años 70. Su figura es anacrónica, parece que acaba de aterrizar en la estación procedente de otra época. Es una viajera del tiempo. El edificio es moderno, repleto de máquinas, de robots, de ruidos metálicos y tacto frío. Camina como deslizándose sobre las baldosas, con los ojos cerrados. Los robots la observan fascinados. Ella mueve los labios, cantando bajito, y les saluda moviendo la mano, con un casi inaudible "bip bip" cuando la miran fijamente. Se acercan despacio, con su sonido monótono, y sus luces intermitentes, parece que van a transmitirle algún mensaje cifrado. Ella les sortea, con paciencia, mientras espera el tren, como cada mañana, para cruzar la ciudad entre la niebla.

sábado, 27 de noviembre de 2010

tic tac


Tumbada sobre la cama, a oscuras, cierro los ojos para tratar de conciliar el sueño. Pero solo puedo oir el tic tac del reloj sobre la mesilla. Es insoportable. Me hace recordar que estoy aquí sola. Tic tac. Que te has ido. Tic Tac. Alcanzo el reloj y con un movimiento brusco, tiro del botón. Se detienen las agujas. Se paraliza el tiempo. Silencio. Qué más da que se pare el mundo esta noche, si ya no estás aquí conmigo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

ilusiones


Esfuérzate por hacer un buen truco. No te pediré nada más, nunca. Eras el prestidigitador de los sueños, el narrador de historias fabulosas. El que inventaba personajes para los cuentos, y me enredaba entre sus palabras. El que me hipnotizaba con tan solo un chasquido de sus dedos. Aunque tal vez nunca fuiste un gran mago, solo un pequeño mentiroso. Tal vez, nada de esto fue cierto. Tal vez, nos lo imaginamos todo. La magia es la única ilusión que nos queda. Lo demás está perdido. Haz un último truco para mí.

jueves, 25 de noviembre de 2010

olvidos


Y aunque haya pasado el tiempo, él parece incapaz de pasar página, contándose una y otra vez la misma historia, volviendo a torturarse cada vez que lo recuerda. No puede enterrar el pasado en el olvido. Por eso nunca se desprende de las cosas que ella dejó (ni siquiera los recuerdos), las vuelve a mirar de vez en cuando, reviviendo todo de nuevo (despertando al monstruo) y escribe textos donde vuelca su tristeza, y su ira, para no dejarlas escapar aún. Porque no está preparado para que se vayan. No mientras haga este frío de invierno. No todavía.

martes, 23 de noviembre de 2010

hielo


Tienes las manos heladas, me dices. Me meto las manos en los bolsillos. Voy al baño, el espejo me devuelve un reflejo azul. Desdibujado. Ya casi no me veo. Vuelvo a la sala. Dejo un rastro de agua sobre las baldosas. Me estoy convirtiendo en un espectro. Tienes las manos heladas, me vuelves a decir. Pero si ni siquiera te he tocado, pienso. El frío invade la sala. Fuera, se está haciendo de noche. Eso es porque me estoy convirtiendo en hielo, te contesto.

domingo, 21 de noviembre de 2010

memoria


¿Olvidaste cómo se camina?
Echa primero un pie, luego el otro, da un paso, mira al frente y sigue adelante.
¿Olvidaste cómo se respira?
Coge aire, inspira, despacio, espira. Llénate de nada.
¿No recuerdas cómo continuar? Haz memoria.
Recoge tus pedazos, pequeños añicos esparcidos por el suelo. Sosténlos entre tus manos, todavía siguen latiendo sus fragmentos. Une las piezas con una grapa, como un rompecabezas, parece que vuelve a funcionar. Solo que ahora, notas el frío del metal.

jueves, 18 de noviembre de 2010

princesa


Buenas noches, princesa. Es lo más bonito que me has dicho en mucho tiempo. Luego, te has dado la vuelta en la cama y te has dormido. Y ahora, yo estoy aquí despierta, desvelada en mitad de la noche y más sola que nunca.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

rewind


Desidia. Haz una pausa. Crea un recuadro con tus propias manos y métete dentro. Es tu pantalla, ahora eres un espectador de lo que está ocurriendo. Busca la tecla de rewind. Rebobina. Vuelve atrás. Observa la escena ¿Qué cambiarías? Dale de nuevo al play. Vuelve a empezar. Tienes otra oportunidad. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor.

lunes, 15 de noviembre de 2010

bares


Estoy de puntillas intentando pedir en la barra, pero debo ser invisible. Te acercas con una cerveza. Me has estado observando desde el otro lado del bar, junto a la diana, mientras tus amigos jugaban. Me sonríes. Vienes a probar suerte. Con un movimiento rápido me rodeas con un brazo y haces un gesto al camarero. Pides otro tercio para mí. Me gustan tus gafas, pienso. Gracias, te digo, tímida. Te acercas a mí. Qué bien hueles, me dices, ¿que perfume usas? Y mientras lo dices hundes tu cara entre los rizos de mi pelo. Me lo preguntas al oído, con tus labios casi rozando mi cuello. Un escalofrío recorre mi piel. "Nina" te respondo. Te alejas para mirarme de frente. Me encanta. Sonríes con los ojos mientras tus manos acarician mi espalda. Así, entrelazados, nos vamos moviendo, hasta acabar contra una columna. Te acercas de nuevo, aún más, cierro los ojos y me besas despacio en los labios. Aún se nota el sabor amargo de la cerveza. Tienes la botella entre las manos, el frío del cristal me hace estremecer. Bebo un trago. Me vas a decir algo, para romper el silencio. Interrumpo tus palabras. Shhhh. Vámonos, te digo, sácame de este bar.

domingo, 14 de noviembre de 2010

espejos


Te miras al espejo y no te reconoces. ¿Quién es ese desconocido que te devuelve el reflejo? Miras a los ojos de tu alter ego, pero no ves nada. Están vacíos. Es la mirada perdida de otra persona. Acercas la mano despacio al espejo. Tocas levemente el cristal con el dedo. En este momento te gustaría que la fría superficie se convirtiera en líquido, poder pasar al otro lado, como en una película de ciencia ficción. Cruzar la frontera y descubrir un mundo invertido. Tiene que existir una realidad paralela, piensas, no puede ser que todo sea solamente lo que ves aquí.

sábado, 13 de noviembre de 2010

aleatoriedad


No sabe lo que busca. No sabe lo que va a encontrar. Camina sin rumbo. Va a tirar los dados y a dejar el futuro en manos del azar. Intenta hablar. No le sale la voz. Se le atraviesan las palabras. Cierra los ojos y escucha el silencio a su alrededor. Imágenes aleatorias le vienen a la mente, en una mezcla confusa. Da vueltas sobre sí mísma, perdida en medio de ninguna parte.

viernes, 5 de noviembre de 2010

pequeños corazones

Imagen: "Balloongirl" (Banksy)

Lo perdió de vista un solo momento y echó a volar. El cordel de seda se escapó entre sus dedos con un soplo de viento. En silencio observa cómo se eleva desde el suelo. Cada vez más lejos, un diminuto punto rojo que se pierde entre el azul del cielo. Un pequeño corazón en busca de otro dueño.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

proyecciones


Una calurosa tarde de finales de agosto nos colamos en el cine. Me encantaba la sensación de recorrer sus pasillos vacíos, tenebrosos, mientras dentro de las salas se oía el eco ahogado de las películas. Pasamos por el puesto de chucherías, vacío, y nos echamos unas cuantas gominolas a los bolsillos. Entre las tinieblas encontramos la puerta de la sala de proyección. Giramos lentamente la manilla y nos metemos dentro sin hacer ruido. La máquina del proyector es enorme, gira constantemente, con un sonido monótono al hacer que el celuloide se deslice entre las grandes ruedas, como un engranaje perfecto. Los haces de luz iluminan a pequeños intervalos la estancia, simulando luces estroboscópicas. Me pongo de puntillas, y a través de la pequeña ventana observo la multitud de cabezas en la oscuridad, con la pantalla iluminada al fondo. Es fascinante. Es una fábrica de ilusiones. Mientras, los espectadores son ajenos a este proceso, sentados abajo en la sala, inmersos en la historia y en la cómoda placided de sus butacas.

domingo, 31 de octubre de 2010

halloween


La lluvia golpea contra el cristal. Me despierto sobresaltada. El viento abre violentamente las contraventanas, haciendo ondear los visillos. Me recorre un escalofrío. Siento una presencia junto a mí. Un dedo helado recorre mi espalda despacio, subiendo por la nuca y enredándose en mi pelo. Mi respiración es cada vez más agitada, aunque intento quedarme quieta. Como si la falta de movimiento equivaliera a desaparecer. Como si lo que no vemos o no queremos ver dejara de existir. Quiero gritar de pánico, pero el miedo me paraliza. Intento darme la vuelta, pero una mano férrea me sujeta de la muñeca. Un relámpago ilumina la habitación y puedo ver en el espejo el destello de un par de colmillos que se lanzan sobre mi cuello. Cierro los ojos. Esto solo puede ser una pesadilla a medianoche. Un trueno hace retumbar toda la casa. De repente, una ráfaga de aire cierra la puerta. Dentro, se puede cortar el silencio. Fuera, estalla la tormenta.

domingo, 24 de octubre de 2010

asteroides


La puesta de sol es indescriptible. Mira cómo orbita la Luna alrededor de la Tierra. Desde aquí parecen tan lejanos. Como tú y yo, a una distancia de años luz. Te miro y no te reconozco. Sin embargo, puedo ver reflejadas todas las estrellas del universo sobre tu escafandra. Vamos a dar un paseo. Somos los únicos habitantes de esta galaxia perdida. Mira por donde pisas, no vayas a caer por el borde de nuestro pequeño planeta. Ten cuidado con los niños. Que dejen de tirar pedazos de asteroide hacia el cielo, que no se acerquen demasiado a los anillos, pueden perder el equilibrio y desaparecer sin rumbo en el espacio sideral.

lunes, 18 de octubre de 2010

escapadas



Desde aquí se puede ver todo Madrid. Fíjate bien. Recorremos las calles. Jugamos a buscar tu casa. Ahí está el pirulí, mira, en el lado contrario está el Gómez Ulla. Un poco más allá están las cuatro torres de Plaza Castilla, y más hacia la derecha, la sierra del norte. Todo está aquí, frente a nosotros. Desde aquí arriba, todo se ve tan pequeño, la ciudad parece una inmensa maqueta al alcance de la mano. Comienza a caer el sol, oscurece y la metrópoli se llena de luces. Diminutas estrellas se mecen sobre el cielo de Madrid, vertiginosas ráfagas de colores se mueven entre los edificios, minúsculas ventanas iluminadas comienzan a brotar en las paredes. Desde aquí todo se ve tan perfecto. Me encanta traerte aquí las noches de verano, escaparnos, tumbarnos sobre la hierba, entre estas siete colinas, donde por un momento se detiene el tiempo.

sábado, 16 de octubre de 2010

on the rocks


Te acercas el cigarro despacio a los labios. Entrecierras los ojos a causa del humo. Con mirada vidriosa me observas desde el otro lado de la sala. Flashback. La imagen es en blanco y negro. Eres un contrabandista de los años 50, uno de esos tipos duros que se dedican a negocios turbios y pasan la noche en vela, bebiendo whisky acodados en la barra de cualquier antro de lujo. Una rubia exuberante, con un vestido ajustado y unos guantes rojos canta en el escenario, arropada por la música del piano. Yo estoy apoyada en la barra, conversando con el camarero y bebiendo ginebra. Todo sucede a camara lenta, una nota discordante, un portazo, se quiebra la voz de la rubia, un par de tipos invaden el local, el vaso se vuelca, y los hielos se derraman con estruendo de cristales rotos. Vuelvo. Te arrastro hacia la puerta. Esto es una despedida. Creo que este es el principio de una gran amistad, le comentas al camarero. Siempre nos quedará el barrio, te respondo. Vámonos, anda, que ya es tarde.

martes, 12 de octubre de 2010

cuentacuentos


Me preguntas que por qué escribo pequeños relatos. Que por qué son historias extrañas. Que por qué no tienen una estructura tradicional de introducción, nudo y desenlace. Que por qué no existen apenas personajes. Que por qué son casi pensamientos en voz alta volcados en el papel.

Me preguntas tantos por qués.
No tengo todas las respuestas. Tal vez no haya que buscar ninguna razón.

Te preguntas que por qué invento historias. No sé si responderte. Porque no tengo a nadie que me las cuente, y necesito imaginarlas sola. Porque me gustaría que crearas un universo perfecto para mí, perderme entre tus palabras, escuchar de tus labios cada noche un cuento...

sábado, 9 de octubre de 2010

desilusiones


Con tan solo un gesto, una palabra de hastío. Me has hecho sentir tan pequeña, tan insignificante. Has hecho que en una fracción de segundo se desvanezcan las ilusiones que había depositado en tí, y todo parezca carecer de sentido. Contengo las lágrimas. Me muerdo con fuerza el labio, hasta notar el sabor intenso de la sangre. Me has convertido en nada para tí, y la nada, ahora duele como el más profundo de los vacíos. Con un solo gesto, una única palabra. Una pregunta que permanecerá en mi recuerdo, pero que tú, mañana, olvidarás haber pronunciado.

miércoles, 6 de octubre de 2010

cubo de rubik


Nunca supe resolver uno de estos malditos cubos. Giras una cara, das una vuelta, vuelves a girar, ya tienes una cara completa. Perfecta. El resto es el caos. Por mucho que lo intentes, solo conseguirás destrozar la cara resuelta. Contigo me pasa lo mísmo. Cuando creo que comienzo a comprender una mínima parte de tí, descubro detrás todo un universo de desastre. A veces intento hacer trampa, y despegar las pegatinas de colores, intento cerrar los ojos y dejarme llevar. Pero siempre, de una manera u otra, presiento que no estoy en el lugar adecuado, que no estoy haciendo los movimientos correctos, que nunca, por mucho que lo intente, conseguiré descifrar el enigma.

sábado, 2 de octubre de 2010

idiota


Por mucho que lo intento, no puedo. No puedo dejar de verte en cada rostro que me encuentro. No puedo evitar reconocer tu voz en cada voz que escucho. No puedo andar un par de pasos sin que tu recuerdo se cruce en mi camino. No puedo dejar de imaginar situaciones en las que quisiera que estuvieses conmigo. No puedo dejar de sentir tu ausencia a mi lado. Soy idiota. No puedo olvidarte.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

billar francés


Es un juego que no me interesa demasiado, y hasta aquel momento no me había fijado. Pero al verte allí, inclinado sobre la mesa de billar, iluminado vagamente por la luz tenue del local, solo una parte de tu cuerpo destaca sobre el resto. Tus antebrazos. Nunca había reparado en el potencial erótico de esta parte de tu anatomía, ahora no puedo dejar de pensar en ello. Sujetando el taco, concentrado en el movimiento de la bola, tus músculos se tensan, definiendo perfectamente la forma de tus brazos. La muñeca, girada, impulsa el taco en la dirección correcta, y el movimiento se extiende por todo el antebrazo, en una fracción de segundo. Es un breve paréntesis espacio temporal, me imagino esos antebrazos, fuertes, sujetándome con firmeza. Mi respiración se acelera. Clack! La bola blanca golpea en el punto exacto, y desliza lentamente la siguiente bola, consiguiendo una carambola espectacular.

lunes, 27 de septiembre de 2010

incrédulos


Me asalta un sentimiento dual. Por un lado, la situación me es muy familiar, se trata de la tradición y la cultura en la que me he criado, por otro lado, me es ajena, desde la mirada de un observador externo, y un punto de vista antropológico. Para cualquier persona neutral, puede rozar el surrealismo, la religión heredada de nuestros padres, la adoración de una imagen, un sentimiento colectivo basado en un mito. Para todo un pueblo, es la cotidianeidad de lo que siempre ha sido así y no se cuestiona. La repetición de una celebración que los une como comunidad. Una forma de ver más allá de lo que hay aquí. La tranquilidad de tener algo a lo que aferrarse. Cuestión de fe. A veces me pregunto si nuestro problema no será que ya no nos queda nada a lo que agarrarnos, que el escepticismo ha destruido todos nuestros modelos, que no nos queda nada en lo que creer. Me pregunto si realmente, no hemos sustituido unos personajes que nos parecían arcaicos por otros modernos. Hemos inventado nuevas historias para sustituir a las antiguas. Nuevas ficciones para cubrir el hueco de las anteriores. Me pregunto si no será necesario para sobrevivir seguir engañándose de alguna manera. Me pregunto si en realidad, alguna vez hemos dejado de hacerlo.

martes, 21 de septiembre de 2010

sueños


Me despierto sobresaltada. Hace frío. Abro los ojos en la oscuridad. Siento el pulso latiendo acelerado en la sien. He soñado contigo. Estoy en la cama, enferma, sepultada entre mantas, y vienes a verme. Te sientas al borde de la cama, te acercas a mí, me susurras algo ininteligible y me besas suavemente en la mejilla. Hago un esfuerzo por incorporarme buscando tus labios, pero cuando intento alcanzarte, te desvaneces. Entonces me despierto, helada. Me vuelvo a dormir, y en la duermevela se repite el mismo sueño.
¿Qué quiere decir esto? ¿Qué significan los sueños? ¿Nunca voy a ser capaz de decirte lo que me pasa por la cabeza? ¿Te vas a escapar entre mis dedos justo cuando te tengo al alcance de la mano?
No puedo dormir. Está amaneciendo. Entra el frío por la ventana. Me levanto a cerrarla. Comienza otro día sin tí.

Can you hear my heart beating like a hammer?



miércoles, 15 de septiembre de 2010

tristes despedidas


Nunca me gustaron las despedidas. Unos se van, otros llegan, y yo permanezco inmutable en mi sitio. El mundo gira a mi alrededor a toda velocidad. Me quedo quieta, como si con la falta de movimiento pudiera evitar el caos. Pudiera parar el tiempo. Robar unos segundos, que me den la posibilidad de reaccionar.

Da igual si la ausencia dura un rato, un par de días o una vida entera. Da igual si debería haber sido un hasta pronto, un adiós o un hasta siempre. Me bloqueo. Las palabras no brotan de mis labios. Estoy paralizada. Solo se abre un abismo de silencio entre los dos. No soy capaz de decirte buena suerte, ni buen viaje, ni quédate conmigo.

Ninguna despedida se parece a las mil versiones que he imaginado de ese momento. Nunca sale según lo previsto. Cada uno cuenta su historia, palabras vacías, pero lo importante es lo que queda por decir. A medio camino entre lo que piensas y lo que eres capaz de expresar. Las frases nunca pronunciadas, que se perderán en el olvido. Que después de un beso helado, se alejarán para seguir su propio camino hacia ningún destino.

sábado, 11 de septiembre de 2010

inaguantable


Siempre lo hago todo mal. Destruyo todo lo que toco. Estoy de mal humor y me comporto como una déspota. Desde pequeña me lo has dicho, que soy una estúpida, una egoísta, y que no iba a encontrar a nadie que me soportara. Ya estoy convencida, no hace falta que me lo repitas más. Ya lo sé. Sé que nadie me va a aguantar, sé que esto es lo que me merezco, porque hay días en los que no me aguanto ni yo mísma. Estoy atrapada en una existencia mediocre. Nunca voy a saber cómo hacer las cosas bien, nunca voy a saber querer a nadie. Muchas veces pienso que la gente que me rodea sería mucho más feliz si yo no estuviera aquí. Y casi siempre llego a la conclusión de que es cierto. Soy inaguantable.

martes, 7 de septiembre de 2010

septiembre


Septiembre de nuevo. Parece que fue ayer y ha llegado otra vez. El mes de las despedidas. Adiós verano. Y de los reencuentros. Hola rutina. El mes de los cambios, de los buenos propósitos, de la vuelta al cole. Septiembre de la ciclotimia de otoño, de sentir montañas rusas que descienden. También de las promesas incumplidas, de los sueños rotos. De noches que llegan pronto y días que amenazan lluvia. Septiembre de hojas caídas del calendario, hojas vacías que se lleva el viento hacia ninguna parte.

lunes, 6 de septiembre de 2010

lunes


Detesto los lunes. Es el día maldito de la semana. Después del caos, todo comienza de nuevo en lunes. Suena el despertador cuando apenas acabas de conciliar el sueño, el agua de la ducha está helada, se te queman las tostadas y se ha acabado el café. Todas las rutinas son de lunes. Las mimas caras somnolientas en el metro, las miradas taciturnas, los empujones, el mismo tipo con la música de sus auriculares a todo volúmen. Son personajes secundarios de la película de los lunes. Todos los lunes del calendario son días nublados, da igual si coincide que llueve o si da la casualidad de que hace sol. Todos los lunes son de inestabilidad variable. Todos los lunes son días perdidos. Hoy me siento muy de lunes. Demasiado de lunes. Espero que este día no se repita durante toda la semana. Solo espero que todos los días de septiembre no se conviertan en otro lunes.

jueves, 2 de septiembre de 2010

la estación fantasma


Cuando era niña me entusiasmaba montar en metro. No era un transporte que utilizara frecuentemente, y por ello cada trayecto se convertía en una pequeña aventura. Me parecía fascinante que el tren se deslizara por el subsuelo de la ciudad, por debajo de las calles que tantas veces había recorrido. De la mano de mi padre, pegaba la cara al cristal, para escrutar los oscuros túneles durante el viaje. Forzaba la vista, para intentar entrever algo más que mi propio reflejo sobre la superficie del cristal. Cual fue mi sorpresa, cuando en uno de los viajes, en vez de una interminable pared cubierta de tuberías, apareció ante mis ojos una estación fantasma. Abandonada y cubierta de polvo, se desvelaba entre luces tenebrosas. Fueron solo unos pocos segundos de silencio, en seguida volvió de nuevo la pared, y la siguiente estación, con el bullicio de los viajeros saliendo y entrando, y el ruido mecánico de las puertas al abrirse y volverse a cerrar. Observé incrédula a los demás pasajeros, pero ninguno parecía haberse dado cuenta de aquello. Empecé a pensar que todo había sido una alucinación. Esperaba ansiosa el viaje de vuelta a casa, para comprobar si podría verlo de nuevo. Pegué mi cara al cristal antes de llegar a la estación de Bilbao, tapando cualquier resquicio de luz con mis manos, y allí estaba de nuevo. No había sido fruto de mi imaginación. La estación fantasma estaba allí.
Han pasado los años, y por mucho tiempo que pase, no puedo evitar escudriñar por la ventanilla cada vez que paso por la estación de Chamberí. Después descubrí que era una estación que llevaba cerrada más de cuarenta años, que estuvo en uso desde la inauguración de la línea 1 del metropolitano de Madrid en 1919 hasta que decidieron cerrarla en la primavera de 1966 debido a su cercanía con otras dos estaciones y la imposibilidad de ampliar sus andenes, y que recientemente se ha convertido en museo.
Sin embargo, pese a conocer esta explicación tan prosaica, que por otro lado, busqué en su momento con interesada curiosidad, prefiero imaginar que es una estación fantasma, pegar mi cara al cristal los escasos segundos que aparece entre las dos paradas, e imaginar a los posibles viajeros que han pasado por allí. A veces los imagino en los primeros años, vestidos de charlestón, viajeros modernos que utilizan este medio de transporte para ir a fiestas y recepciones en los sitios más distinguidos de la ciudad; otras veces me imagino el horror de la guerra, cuando el metro se convirtió en un refugio contra las bombas que asolaban el exterior, con ciudadanos aterrorizados que buscan un poco de seguridad; o pasajeros del comienzo de los años 6o, con un país que comienza a despertar y chicas con minifaldas de estampados psicodélicos...
A menudo imagino que alguno de ellos sigue allí, en la estación fantasma, atrapado en el tiempo, observando cómo cambian los viajeros que pasan en cada tren, con sus caras pegadas al cristal.

lunes, 30 de agosto de 2010

pingüinos


Abro la nevera y allí está, mirandome con sorpresa entre un brick de leche y una rodaja de melón. Es mi pingüino favorito. Le ayudo a salir del frigorífico, abro el congelador y le tiro un pescado cubierto de hielo que coge al vuelo. Busco la sombrilla china, le cojo de la pata y nos vamos a dar una vuelta, a recorrer sin prisa las calles desiertas de Madrid, aprovechando los últimos días de calor de este asfixiante mes de agosto.

jueves, 19 de agosto de 2010

la ciudad de plástico


El vagón de metro está prácticamente vacío. Me siento a leer durante el trayecto. El viajero que va a mi lado me mira fijamente. De forma brusca abre un maletín y saca un revólver. Me apunta directamente a la cabeza y dispara. Cierro los ojos. El libro cae al suelo. La detonación ha sido brutal. Pero no hay impacto, no ha pasado nada. Abro los ojos. El humo invade el vagón mientras el tren se detiene. Una sombra se escabulle precipitadamente hacia el andén. Miro a mi alrededor. Ya no hay viajeros. Son solo figuras inmóviles, maniquíes con brillantes ojos de cristal. Están detenidos en el tiempo, escrutando el infinito en el interior del túnel. Encadenados a la oscuridad. Fuera de este tren ya no queda nada. La ciudad está desierta. Sus habitantes han sido exterminados. Una niebla grisácea y pegajosa ha comenzado a cubrirlo todo. No se escucha ni un solo sonido. El silencio es sepulcral. La ciudad entera se convertirá en plástico, en residuos, en kippel.

martes, 17 de agosto de 2010

mentiras mínimas



La luz del exterior se cuela por las rendijas de la persiana. Dibuja formas caprichosas sobre la pared. Mira cómo se mueven, hipnotizada por sus formas cambiantes. No puede dormir, tiene los ojos abiertos, y una sonrisa le ilumina la cara. Está tumbada sobre la cama deshecha, él está a su lado, rodeándola con sus brazos. Se ha detenido el tiempo en esta mañana de domingo. Observa su reflejo borroso en el espejo. No es perfecta, no tiene un cuerpo espectacular, ni una personalidad arrolladora. No hace falta, por fin se ha dado cuenta. Después de años de complejos, de intentar alcanzar un ideal imposible de mujer, lo ha descubierto. No cambiaría nada de este momento. Ni sus palabras, ni sus miradas, ni sus caricias. Todo permanecerá anclado en su memoria. Un recuerdo nítido. Sobre todo su forma de hacerla sentir la persona más especial que nunca ha conocido. Tal vez todo sean ilusiones efímeras. Tal vez mañana todo esto formará parte de un pasado sin futuro. Tal vez sea una pequeña mentira. Pero esta mínima ficción le ha devuelto la confianza en la realidad.

lunes, 2 de agosto de 2010

torpeza emocional


Nunca se me dió bien. Siempre he sido demasiado torpe para manejar las emociones. No sé como comportarme con las personas. Sobre todo con aquellas que me importan. Los objetos, inanimados, compuestos por multitud de piezas que forman un rompecabezas, son sencillos. Solo hay que encontrar la manera de encajar cada una de ellas. Las personas son demasiado complejas. Nunca he logrado entenderlas del todo. Es imposible saber qué piensan, qué esconden, qué sienten, qué anhelan. Es imposible saber qué desean. La información se mezcla en un maremagnum de ideas, de gestos, de segundas intenciones, de palabras no pronunciadas, de pensamientos escritos entre líneas. Hace falta un sexto sentido del que yo carezco. Me siento como un robot mal engrasado entre seres que se elevan por encima de mí. Intento hablar y mi voz suena enlatada, como si el sonido de una antigua cinta magnética brotara de mi garganta. Cada movimiento, ortopédico, va precedido de un chirrido agudo que solo presagia una próxima ruptura en mil pedazos. Me arrepiento segundos antes de dar un paso. Mi voz se quiebra antes de pronunciar palabra alguna. Me invade el pánico antes de acercarme a tí. Preferiría que me tragara la tierra antes de confesarte lo que siento.

domingo, 1 de agosto de 2010

enredados


Te dejaste enredar en mis palabras aquella vez, sin saber dónde te metías. Me seguiste el juego. Sin darte cuenta de que un juego puede ser muy peligroso. Seguiste el hilo y te adentraste demasiado en el laberinto. Las palabras pueden ser más afiladas que una daga. Preferiría no haberlo escuchado de tus labios. Hay palabras que duelen. Ahora no encuentras la salida. Caes en espiral. Tal vez ya sea demasiado tarde. Echa la vista atrás e intenta recordar el principio. Da vértigo volver a caer en el abismo. Demasiado vértigo para volver a empezar desde cero. Enredados en la madeja, seguiremos perdidos en historias sin sentido.

martes, 27 de julio de 2010

a destiempo


- Is this the ear you can't hear on?
(whispering in his bad ear)
- I'll love you 'til the day I die.

Son solo un par de palabras más, tal vez sin importancia.
Son simplemente una combinación de sílabas, de sonidos.
Una sucesión de letras con un significado totalmente arbitrario.
Tal vez sin sentido alguno.
Sin embargo, puede ser un “te quiero” a destiempo, el principio de la catástrofe.
Por eso, ahora, no me atrevo a decírtelo.

domingo, 25 de julio de 2010

space invaders


Desde pequeña he temido una invasión extraterrestre. Cuando se hacía de noche, evitaba mirar al exterior a través de las ventanas, para no ver lo que más temía. Bajo ninguna circunstancia quería ser la primera terrícola en ver aterrizar a esos seres provenientes de otros mundos, y que la responsabilidad de avisar a todo el planeta recayera sobre mí. A veces, cuando con una mezcla de miedo y curiosidad pegaba la cara al cristal creía ver una luz cuyo destello era más intenso que el de las demás estrellas, e incluso unos enormes platillos volantes que surcaban el cielo. Desde entonces en muchas situaciones tengo dificultad para diferenciar lo que es real y lo que no, mezclo lo que estoy imaginando en mi cabeza con lo que está ocurriendo en la realidad y pasado el tiempo me cuesta separarlo en mis recuerdos. Muchas noches, me acostaba con el temor de que se materializaran en mi cuarto unos invasores venidos del espacio dispuestos a llevarme lejos de mi hogar. Otras veces, me despertaba sobresaltada creyendo ver por las rendijas de la persiana, una luz verde fluorescente, claro signo de la devastación que en ese preciso instante estaba teniendo lugar más allá de las paredes de mi casa. Al final creo que nunca llegó a pasar nada, aunque ciertas lagunas mentales me hacen sospechar que tal vez no debería estar muy segura sobre este punto. Solo sé que ahora, aunque hace muchos años de todo aquello, procuro encender las luces de la casa al anochecer, para que la luz de dentro no me deje atisbar ni el más mínimo movimiento de lo que sucede más allá, de lo que está ocurriendo ahí fuera.

miércoles, 21 de julio de 2010

playa


Deslizo el dedo por tu espalda. Tu piel está cubierta de pequeñas gotas de agua que reflejan el sol. Estás dormido sobre la arena. Pasaría horas contemplándote en silencio, recorriendo cada centímetro de tu piel. Memorizando cada uno de sus recovecos, para luego rescatarlos del olvido cuando esté sola. Te despiertas. Te giras hacia mí y me contemplas despacio. Enredas tus dedos en mi pelo mojado. Tus labios saben a salitre. Se detiene el tiempo en un instante. En este momento, me quedaría toda la eternidad perdida en esta playa.

sábado, 10 de julio de 2010

besos robados


En un descuido, cuando ninguno mira, dejas de hablar, y en silencio me guiñas un ojo, disimulas y te acercas a mí. Me das un beso rápido. Es tan solo un instante, nadie se ha dado cuenta. Todo sigue igual, como si nada hubiera pasado. Una sonrisa me ilumina el día. Es nuestro pequeño secreto, compartir besos robados.

lunes, 5 de julio de 2010

pequeños detalles


Y descubrir de nuevo esas pequeños detalles que desde fuera pueden parecer absurdos, intranscendentes, pero que hacen que todo cobre sentido. Una nota escrita en el espejo, un dibujo en el vaho del cristal, un sms a deshoras, un gesto cómplice en el momento exacto, un mensaje que se puede leer entre líneas, una sonrisa, una mirada… un juego entre dos, donde nadie gana ni pierde, es un empate perpetuo, donde lo importante no es ganar, sino querer jugar.
Sin embargo, jugar nunca se me dió demasiado bien, nunca me interesó demasiado el juego, y ahora me arrepiento. Porque es sencillamente precioso que alguien se preocupe de crear casualidades para tí, y eso no se puede dejar pasar.
Sería demasiado estúpido hacerlo.

miércoles, 30 de junio de 2010

tiranía


Desde lo alto del trono vigila sus dominios. No pierde detalle de ninguna de las cosas cotidianas que suceden en su reino. Observa a sus pequeños súbditos. Los siente demasiado lejanos. Tan diminutos que a veces no es capaz de distinguirlos. Le parecen todos iguales. Rostros desdibujados que desfilan a sus pies.
Deslumbrada por sus propias ínfulas de poder, ha perdido el contacto con la realidad. Sumergida en sus caprichos, no es capaz de ver más allá de su ombligo. Se ha convertido en una tirana, en una reina déspota. De su boca ya no salen palabras, solamente órdenes. Entre los muros de su castillo, siempre está sola. Su corazón se ha vuelto de piedra, detenido en el tiempo.
Desearía poder bajar, y mezclarse de nuevo con la muchedumbre. Envidia su libertad de movimientos. Desearía ser como ellos, poder tener a alguien a su lado. Desearía poder convertirse en un ser anónimo. Y no echar de menos todo lo que ha perdido. Es solo una princesa destronada, encerrada en su palacio de cristal.

domingo, 27 de junio de 2010

malentendidos


Si tú no me quieres tampoco te quiero yo a ti.

Este pensamiento rebota en su cabeza. Da vueltas y vueltas.
¿Por qué pronunciaría esas palabras en ese preciso instante? ¿No era justo lo contrario de lo que querría haber dicho? ¿Por qué siempre hace complicado lo sencillo?

Todo es una terrible sucesión de malentendidos. De pequeñas catástrofes. Y ahora no puede escapar de esta sensación de vértigo. Porque, ¿quién le dijo a él que ella le había dejado de querer en ese momento, y no todo lo contrario, que no le empezó a querer solo entonces?

martes, 22 de junio de 2010

montacargas


Subo detrás de tí. El ascensor se balancea ligeramente. Entro mientras veo por la rendija el suelo a metros de distancia. Es un ascensor antiguo, con las puertas de chapa y un gran espejo en la cabina. No me ofrece ninguna seguridad. Alguien aprieta el botón y comenzamos a subir. Te veo al otro lado, reflejado en el espejo. Cierro los ojos un instante para evitar el vértigo. Me imagino que no hay nadie más en el ascensor. Que se para entre dos pisos, o mejor aún, que pulsas el botón de bloqueo. Que sueltas la taza de café que tienes entre las manos, y que vienes hacia mí. Ya nada más importa en ese momento, se detiene el tiempo. Me besas, recorres despacio mi cuello con tus labios, me desnudas con prisa, pones en peligro el equilibrio del montacargas, en una escena más digna de una película porno que de mi mente a estas horas de la mañana. Pero abro de nuevo los ojos y todo sigue igual. Nadie se ha movido. Estamos demasiado dormidos. Se para de forma brusca. Hemos llegado a nuestro piso. No se ha derramado ni una gota de té. Nos espera otro día más de tedio al salir del ascensor, la frontera hacia el aburrimiento.

miércoles, 16 de junio de 2010

cortocircuito


Se avecina un cortocircuito. Lo noto. Igual que se presiente en el aire cuando va a haber una tormenta, con la atmósfera cargada de electricidad. Lo percibo en cada una de las placas, sobrecalentadas. Las neuronas metálicas, envueltas en una maraña indescriptible, se mueven constantemente, transmitiendo información. La mielina artificial que las recubre comienza a desaparecer y cualquier roce hace que salten chispas. El combustible ya no fluye normalmente, se solidifica en las juntas, obstruyendo las arterias de plástico. El engranaje chirría al girar demasiado deprisa. Los datos procesados se desconfiguran, volviendo a convertirse en ceros y unos inconexos.
No sé cuando será, solo sé que se acerca el desastre.

domingo, 13 de junio de 2010

candados


Según dicen, la gente va allí, con su pareja, encadena su candado al puente y arroja la llave al río. Un ritual, un gesto simbólico, un detalle romántico, una estupidez más. Un acto fuera de la lógica racional, que hace que caigan en el abismo de lo absurdo, y es motivado por un extraño proceso de enajenación mental transitoria.

Amor, lo suelen llamar.

sábado, 12 de junio de 2010

corazones


Hoy vi en una tienda un llavero con un corazón de metacrilato rojo partido en dos mitades y he estado tentada de comprarlo. Pero al momento me ha invadido una risa incontrolable, una terrible carcajada.
Y he pensado, ¿para quién? ¿para tí?
(Para tí, que te estás convirtiendo en mi pequeña obsesión)

Ich liebe dich nicht, mein Herz für dich.

viernes, 11 de junio de 2010

decorados


Una habitación vacía. Un simple decorado. Eso es tu vida. En vez de llenarse de muebles, se va llenando de gente. Gente que llega, que se acomoda para siempre, gente que cuida la casa con esmero, gente que solo se asoma a echar un vistazo, gente que rompe los espejos y rasga el papel de las paredes con sus propias manos, gente que llama al timbre y después se va corriendo, gente que cierra la puerta detrás suyo, gente que deja pistas por la escalera, gente que se esconde entre bastidores, gente que solo sabe vivir para el público. Una habitación vacía nada más, por donde la gente pasa y deja algo que lo que fueron. O no dejan nada. Solo un escenario de cartón piedra.

martes, 8 de junio de 2010

maniquí


Hace un tiempo me preguntaste que por qué escribía aquí lo que escribía.
“Porque no soy un maniquí” pensé yo.
Pero como buscabas una respuesta lógica y coherente, te dije que no lo sabía.
También me preguntabas si lo que escribía era sobre mí. Entonces no lo dudé. Te contesté que sí. Que siempre lo que escribía era sobre mí. Sobre cosas que me habían pasado, había pensado, soñado, imaginado, leído u oído. A veces ficciones y otras veces realidades, sobre mí y lo que me rodea. Siempre sobre mí, pero que lo que seguramente no podrías saber es sobre quien más, añadí.

domingo, 6 de junio de 2010

despedida


Te observo, reflejado en el líquido viscoso sobre el suelo de cerámica. Oigo que me chillas algo incomprensible. Varias veces. No te entiendo. Intento leer tus labios en el reflejo, pero me siento demasiado débil para concentrarme. Cierro los ojos. Oigo como tus pasos se acercan hacia mí. Te siento muy cerca. Me gritas aún más fuerte mientras me zarandeas. Vuelvo a abrirlos y consigo enfocar la vista sobre tus ojos, en los que leo el pánico, bajo la mirada hacia tu mano, que sostiene la cuchilla, y puedo ver tu cara, surcada por enormes lágrimas. Cierras los ojos y me abrazas. Ninguno de los dos podía seguir luchando. No podías continuar rescatándome siempre. Ahora el abismo es demasiado profundo. Quédate aquí. Déjame ir, pero prométeme que no te olvidarás de mí.

miércoles, 2 de junio de 2010

ciborg


¿En qué momento ocurrió? Me he convertido en un ciborg. Si no te fijas demasiado, es posible que no te des cuenta. Observo mis manos. Son diferentes, más rígidas, mis movimientos son mecánicos. Ya no siento latir la sangre en mis muñecas. Solo un débil tic tac bajo mi piel. Solo un preciso engranaje moviendo cada pieza. Cierro los ojos, suena un clic metálico y todo se vuelve oscuro. Ahora veo la realidad distorsionada a través de dos pequeñas bolas de cristal. Algo ha cambiado, aunque tú no lo sepas. Te acercas, sin sospechar nada, me tocas y solo te responde el frío metal. Tal vez ya no tenga sentimientos. Me hablas, y tus palabras resuenan en mi cabeza vacía. 

domingo, 23 de mayo de 2010

superpoderes


Estoy perdiendo mis superpoderes. Incluso tú te has dado cuenta. Ya no puedo desaparecer cuando quiera. Ya no soy tan invisible. No sé qué ha cambiado. No sé qué hacer. Ni siquiera sé si podré recuperarlos...

jueves, 20 de mayo de 2010

tu boca


Desde que te conozco estoy fascinada por tu boca. No sé si te lo he dicho alguna vez. No, claro, no son cosas que se digan a un extraño que acabas de conocer. Qué hubieras pensado. Pero me encanta. A veces, en una conversación, me es difícil mantener la mirada fija en los ojos de la otra persona, entonces, siempre termino mirando la boca, los labios que se mueven constantemente, los dientes que asoman entre ellos, los gestos, la forma en que se articula cada sonido. No sé desde cuando ni cómo comenzó, pero tengo esa manía. Cuando hablo contigo intento evitarlo, pero al final mi mirada se va irremediablemente hacia tu boca, y pierdo el hilo de lo que pienso. No tengo remedio, me encantan tus labios, gorditos, se mueven despacio cuando hablas, hasta que terminas lo que estás diciéndome y me sonríes ligeramente, consciente de que no te estaba escuchando, como si no te importase que haya perdido el significado de lo que dijiste, como si tuvieras todo el tiempo del mundo para repetir cada una de las palabras que pronunciaste.

martes, 18 de mayo de 2010

blanco


Blanco. Todo es blanco a mi alrededor. Extiendo la mano sobre la pared. La recorro lentamente. No hay ni una sola imperfección. Toda su superficie es perfectamente lisa y blanca. Las esquinas son redondeadas, y la luz es tenue. Hace frío. Me arrodillo y me siento en el suelo helado. Todo es blanco. Tan blanco que apenas puede distinguir la línea que separa el suelo de las paredes y el techo. Los márgenes se difuminan y empiezo a perder la noción del tiempo y del espacio. Me siento desorientada. Cierro los ojos y sigo sintiendo el blanco dentro de mi cabeza. La claridad nívea no me deja pensar. Intento concentrarme, pero no soy capaz de llenar el vacío de esta blancura. Me miro las manos, toco cada uno de mis dedos. Apenas reconozco su contorno, no puedo distinguir su forma. Cada vez se van haciendo más blancos. Hasta casi desaparecer. Me miro asustada. Ya no puedo verme. Me estoy fundiendo con las paredes. Palidezco. Me estoy convirtiendo en puro blanco.

jueves, 13 de mayo de 2010

tristeza


Eran los ojos más tristes que había visto nunca. La observó fugazmente. Solo un instante. No podía ver ninguna parte más de su rostro, ni un gesto, ni siquiera podía leer las palabras que no salían de sus labios. Como si un velo ocultara sus facciones. Solo sus ojos. Aquellos ojos oscuros. Unos ojos que le estaban llamando a gritos, que decían todo en el más absoluto silencio. Unos ojos que derrochaban tristeza. Pero no había ningún velo. Su cárcel no tenía paredes, su jaula no tenía barrotes. Encerrada en su propia soledad, en su propia tristeza, en el brillo de aquellos ojos negros. Fue solo un instante, pero recordaría aquellos ojos durante el resto de sus días. Volvería a buscar esos ojos durante toda la vida.

martes, 11 de mayo de 2010

otra vez


Otra vez no. No podría soportarlo. Vuelvo a tener pesadillas. Cuando menos te lo esperas, cuando bajas la guardia un instante. Me asaltan pensamientos recurrentes. Me descubro pensando en comida. Pasan por mi cabeza diferentes platos: dulces, salados, calientes, fríos...Se convierte en una pequeña obsesión. A veces es solo un determinado alimento. Chocolate negro. Helado. Como si de un antojo se tratase. Otras veces, desfilan por mi mente sin orden definido. Pistachos. Queso. Mermelada. Atún. Fresas. Gominolas. La historia se repite. Los atracones, las restricciones, la culpabilidad. El pánico a perder el control. La búsqueda de una perfección imposible. Las ganas de desaparecer. El miedo a mirar la imagen que te devuelve el espejo. El miedo a comer. El bloqueo. Las mentiras. El terror a perder el contacto con la realidad. El pavor a perderte y no saber encontrar el camino de regreso. Otra vez no. No me siento con fuerzas para volver a mirar el abismo otra vez.

viernes, 7 de mayo de 2010

insoportable


Soy insoportable. Lo sé. Venía pensando que me encanta el momento en que empiezas a conocer a alguien. Es como echar un vistazo por una ranura, a hurtadillas, abrir una puerta a un universo desconocido. Está lleno de misterios, y de sorpresas. Incluso aunque la otra persona no lo sepa. Te dejaré mirar. Pero tal vez no te guste lo que veas. Podría decirte que cambiaré y que todo va a ser mejor a partir de ahora, pero no sería cierto. Ahora que aún no me conoces, estás a tiempo. Si aún así, decides seguir, será bajo tu propia responsabilidad. Te aseguro que no será fácil.

miércoles, 5 de mayo de 2010

luz de vela


La llama se mueve trémula, acompasada con tu respiración. La vela se está derritiendo lentamente y termina por caer una gota sobre la palma de mi mano. La cera ardiente lacera mi piel con un dolor sordo y penetrante. Me cierras los ojos con tus manos heladas. Otra gota cae más cerca de mi muñeca. Arde, y siento como se solidifica sobre mi piel. Se escucha música suave de fondo. Y el pulso acelerado de mis latidos me golpea las sienes. Muevo la mano libre, estirando el brazo sobre las sábadas gélidas. Con un movimiento rápido me sujetas la muñeca sobre la almohada. Dejas caer otra gota, esta vez sobre mi antebrazo. Y otra más, sobre mi hombro. Siento el calor de la vela demasiado cerca. De nuevo otra gota me abrasa el cuello. A la vez siento tus dedos fríos sobre mis párpados. Acercas otra vez la llama. Continúas esta lenta tortura. Abro la boca para dejar escapar una débil queja, un suspiro mudo. Sin embargo no emito sonido alguno, un frío glacial me sobresalta. Hielo sobre mis labios. Se derrite y las gotas de agua fría se deslizan por mi barbilla, hacia mi cuello, sobre la piel dolorida donde un instante antes quemaba la cera. Coges el hielo entre tus dedos, y recorres lentamente mi piel. Sueltas mi mano, y besas despacio mis labios insensibilizados. Apenas siento ya el contacto de tus dedos helados. Tus pasos se alejan. Cierras la puerta. Abro los ojos y ya no estás allí. Solo permanece el leve titilar de la vela. Me acerco, el centelleo de la llama es hipnotizante. Vuelvo a cerrar los ojos. Entonces apago la vela y me quedo quieta, sumida en la más profunda oscuridad.

lunes, 26 de abril de 2010

recuerdos


Siempre tuve mucho miedo de perderlos. Los vigilaba con cuidado, pero sabía que algún día se me escaparían de las manos. Miraba constantemente hacia atrás, por si alguien quería robarmelos. Eran lo único que me anclaba al pasado. Tropecé con mis propios pasos y salieron volando. Siempre tuve mucho miedo de perder los recuerdos. De que al hacerlo se borraran fragmentos de mi existencia, de que desapareciera para siempre lo que había sido. Por eso acumulaba viejas fotografías descoloridas y palabras que alguna vez había oído. Bajo llave, un tesoro perdido. Pero ahora ya no sé dónde están. Se perdieron en el olvido, ya no queda nada. Solo el vacío.

martes, 20 de abril de 2010

películas de amor


Cuanto daño han hecho las películas de amor. Ni yo soy una de esas protagonistas idílicas y edulcoradas, ni tú serás un perfecto caballero errante. No habrá momento mágico de cruce de miradas, ni surgirán chispas. No habrá música empalagosa ni palabras recubiertas de algodón de azúcar. No nos perderemos entre una nube de pétalos rosas, ni nos rodeará una multitud de pequeños corazones. No habrá nada de esto. Porque nuestra realidad es gris. Nos encontraremos en un espacio perdido, y a fuerza de vernos, nos acostumbraremos el uno al otro. Pasarán los días y sin fuegos artificiales ni alfombras rojas, nos enredaremos en un futuro incierto. Nos dejaremos llevar por la corriente, sin rumbo, hasta amanecer dormidos en la orilla del desastre. Porque esto no es ninguna película, ni tampoco un sueño, sino un lugar sin nombre donde solo se puede vivir anclado en los recuerdos, de lo que pudo haber sido, pero no fue. De lo que pudimos haber vivido, y sin embargo, echamos a perder. Esto es solo un texto desdibujado, un pedazo de papel en blanco lleno de garabatos sin sentido.

lunes, 12 de abril de 2010

echándote de menos


Contigo las tardes de domingo serían diferentes. Ya no serían siglos de hastío. Milenios de aburrimiento viendo pasar el tiempo, sucederse los minutos. Observando cómo avanza el sol sobre el cielo hasta anochecer completamente. Contando las estrellas hasta caer en el olvido. Hasta dormir y soñar contigo. Todo sería distinto. Simplemente contigo. Te pienso y solo ahora te echo de menos. Ni siquiera sé bien quien eres, personaje ficticio. Y ya te siento lejos. Nostalgia de tu retrato imaginario. Todos los momentos dejarían de ser instantes perdidos. Me gustaría que estuvieses aquí para compartir mis pensamientos contigo. Para recordar lo que no vivimos. Para imaginar un futuro incierto y descubrir lo que nos depara el destino. Me gustaría no tener que inventarte, y que estuvieras aquí a mi lado, conmigo.

miércoles, 7 de abril de 2010

licor café


Te acercas en un descuido. A media luz, el humo nos envuelve entre jirones de niebla. Cierro los ojos un instante. Solo puedo escuchar tu voz melodiosa hablándome despacio al oído. Shhhh. Te acercas demasiado. Puedo sentir tu aliento cálido rozándome la piel. Te acercas aún más, descubro tus manos deslizándose por mi espalda. Siento cada latido, el pulso acelerado. Y tu voz, que me sigue acariciando. No sé cuanto tiempo estuvimos alejados de la realidad. Solo puedo recordar el sabor entre dulce y amargo del licor café en tus labios.

miércoles, 31 de marzo de 2010

locura


Miedo. Siempre ha sido tu miedo fundamental. Tienes miedo a la locura. A volverte como ella. A repetir el ciclo. A abandonarte a su influjo. A caer en sus redes. Es un miedo ancestral. Es pánico. Pánico a asomarte al abismo y dar un paso. Pánico a las paredes blancas. Pánico al vacío. A la soledad de tí mísma. A no reconocerte en un espejo. A cruzar la frontera. A no distinguir la cordura de la locura.

domingo, 28 de marzo de 2010

crisis


Crisis es la palabra exacta. Las crisis se suceden, es inevitable. Y no hablo de crisis mundiales, de crisis que afectan de forma global. Me refiero a las pequeñas situaciones críticas de lo cotidiano. Continuamente están ahí. Cualquier pequeño problema puede derivar en crisis. Eso no se puede evitar. Solo se puede manejar su gestión. Y eso es lo que haces terriblemente mal. Ya sé que es difícil tomar las decisiones adecuadas. De hecho es difícil tomar cualquier decisión. Es difícil solucionar problemas. Es difícil convivir con otra gente. Esto es lo que implica ir haciéndose adulto. Claro que todo parecía más sencillo cuando éramos niños. Pero no hay vuelta atrás. Nadie dijo que fuera fácil.

jueves, 25 de marzo de 2010

cambios


Es extraño, pero últimamente algo está cambiando. Voy por la calle con ganas de silbar. Cuando me doy cuenta estoy tarareando canciones absurdas. Me sorprendo sonriendo en un descuido. Podría decir que siento mariposas revolotear en el estómago, pero esto sería ir demasiado rápido. Simplemente, parece que poco a poco se desvanecen los nubarrones. Las mañanas ya no son un abismo negro. El futuro ya no me da vértigo. Dulcificas mi carácter.

miércoles, 24 de marzo de 2010

seriedad

"Sometimes I dream about being awake" de nyki_m

Te observo, distorsionado a través del agua. Oigo que me chillas algo incomprensible. Varias veces. No te entiendo. Abro más los ojos, dentro del agua, pero sigo sin entenderte. Cierro los ojos. Ya apenas salen burbujas. Ya apenas puedo oir lo que me dices. Sumerges tus brazos en la bañera y con un movimiento rápido me sacas hacia la superficie. Aspiro una bocanada de aire, y mis pulmones vuelven a llenarse de oxígeno. Me miras fijamente. Estás muy cabreado. Das un golpe seco contra el lavabo. Aunque siento que lo que de verdad querrías es descargar tu ira contra mí. Me encanta cuando te pones serio conmigo. Pareces tan seguro de lo que dices. Tras la primera explosión me hablas midiendo las palabras, intentando no levantar la voz. Intentando controlar la rabia. Hablas como se hablaría a un niño pequeño, o a un loco. Me intentas convencer, pero sin estar seguro de si comprendo el significado de lo que dices. Sé que es agotador intentar rescatarme continuamente del abismo. Solo me pregunto cuándo te darás por vencido, cuándo me dejarás por imposible.

domingo, 21 de marzo de 2010

perfume


Hace algún tiempo ni siquiera me planteaba este tipo de cosas. Y menos, contigo. Pero eso queda demasiado lejos en este instante. Ahora, cuando siento un olor conocido por la calle, me giro instintivamente para ver si eres tú. Pero siempre son otros. No soy lo suficientemente rápida, nunca consigo ver ni siquiera tu sombra. Siempre te escapas entre mis recuerdos. Sigo caminando y me detengo frente al escaparate, repleto de frascos de diversos colores y tamaños. Entro en la perfumería, recorro las estanterías guiada solamente por el olfato. Tras una pequeña búsqueda, al fin lo encuentro. Me voy más tranquila, caminando despacio. Me tumbo en la cama, sobre las sábanas. Con cuidado, derramo unas cuantas gotas sobre la almohada. Sé que esto solo es una ilusión, que no puede sustituir tu ausencia. Pero por fin puedo conciliar el sueño, sintiendo, dentro de este absurdo, que aún sigues a mi lado. Que te acabas de levantar y que volverás en un momento. Que no te has ido para siempre.

sábado, 20 de marzo de 2010

insert coin


Esto es una carrera de fondo.
Insert coin, insert coin, insert coin.
No desesperes, que alguna vez toca premio.

lunes, 15 de marzo de 2010

trayectos


Auch. Muévete un poco hacia allá. Shhhh. Silencio. Es muy estrecho. Ploc. Apenas tenemos espacio. Acércate. Cuidado. Despacio. El sonido del metal amplifica cualquier golpe. Espera. Se oye algo, murmullos al otro lado. Me miras con inquietud. Estamos tan cerca que puedo oir los latidos de tu corazón. Cierra bien la puerta. Siento tu pulso acelerado. Acércate. Así, despacio. El vaivén no facilita la situación. Pierdes el equilibrio. Necesitas un punto de apoyo. Agárrate a mí. Con cuidado. Estamos tan cerca que puedo sentir tu respiración sobre mi piel. Así, despacio. Tus manos impacientes recorren todo mi cuerpo. Despacio. Se oye a lo lejos la megafonía. Un poco más. Así. Deprisa. Solo quedan unos segundos. Así. Despacio. Ahogo un grito entre tus dedos. En ese momento, se detiene el movimiento con un chirrido sordo. Una monótona voz metálica anuncia la llegada. Próxima estación: Zaragoza Delicias. Espera. Ahora. Abre la puerta. Sal, date prisa. Te giras y me sonríes. Ten cuidado de no tropezar con las maletas. Adiós. Mézclate con los viajeros que suben al tren.

viernes, 12 de marzo de 2010

espectros


¿Por qué caminas como si estuvieras muerta? ¿Lo estás? Crees que no. Aunque no habría demasiada diferencia. Te sientes como un personaje olvidado. Invisible. Hablas sin emitir sonidos, te mueves sin apenas desplazamiento. Te sientes ajena a todas las conversaciones. Son extraños. Te envuelve el silencio. Y el frío. Últimamente los días son demasiado negros. Ni siquiera eres capaz de vislumbrar una puerta abierta a lo lejos. Tal vez sea más difícil de lo que crees cruzar al otro lado. Tal vez no exista ese otro lado, y estés condenada a seguir siendo un espectro.

domingo, 7 de marzo de 2010

luces metropolitanas


En las afueras, la noche tiene luces azuladas, que desembocan en la más profunda oscuridad. Todo se vuelve negrura en un instante, solo rota por los faros de algún coche despistado. Sin embargo, en la ciudad las noches son naranjas. A la luz de las farolas, todo se tiñe de manera irreal. Lo que antes era blanco, se colorea, cambian los reflejos y las tonalidades. Todo desaparece bajo un brillo anaranjado, fantasmagórico, que envuelve la ciudad por completo. Cierras los ojos y sigues viendo ese destello cálido. Miras hacia el cielo y el resplandor no te deja ver más allá. La ciudad se convierte en una burbuja, en una prisión de vidrio amarillento, en una esfera que te aisla del exterior. En ese momento, quieres gritar, huir de allí, escapar de una realidad distorsionada. Pero no puedes. Estás atrapado entre las luces, y por mucho que corras, no podrás dejarlas atrás.

viernes, 5 de marzo de 2010

el pequeño astrónomo


Desde niño dirigió sus ojos hacia arriba. Primero sin articular palabra, señalaba las cúpulas de los edificios. Después, miro más allá, y comenzó a buscar formas en las nubes, a descubrir dibujos escondidos entre su blancura esponjosa. Pronto subió un poco más, centrando su mirada en el cielo. Un cielo oscuro y cuajado de estrellas. No le importaba nada lo que hubiera abajo. Tan solo poder leer esos diminutos puntos luminosos. Pero estaban demasiado lejos. No conseguía verlas bien. Frecuentemente utilizaba un telescopio para acercarlas un poco. Pero aún así seguían estando demasiado lejos. Mientras, abajo seguía pasando el tiempo, sin que el pequeño astrónomo se diera cuenta. Pasaron las estaciones, una detrás de otra, y los astros variaban ligeramente su posición en la bóveda celeste. Pasaron una tras otra. Hasta que un día, se cansó de mirar el infinito y decidió tocarlo con los dedos. Ya nunca más volvió a mirar hacia abajo. Y subió, subió, subió hasta el punto más lejano. Al fin y al cabo, todos somos polvo de estrellas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

piedras


Ya me lo decían desde pequeña. Que era demasiado arisca. Y tenían razón. Desde siempre el contacto físico me ha producido cierto vértigo. Solo observo a lo lejos, en la tranquila comodidad de la distancia. Sin atreverme a acercarme. Sin atreverme a tocar a los otros. Soy incapaz de sentir empatía por los que me rodean. Quizás fue un proceso lento, que se ha ido agudizando a lo largo del tiempo, o quizás siempre fuera así y solo ahora soy plenamente consciente. ¿En que momento dejo de latirme el corazón? ¿Cuándo fue sustituido por un par de piedras entrelazadas que de vez en cuando hacen "boom, boom"?

lunes, 1 de marzo de 2010

fracaso


Echas la vista atrás y no hay nada. Veinticinco años desperdiciados. Se dice pronto. No tienes nada. No has conseguido nada. Has perdido el tiempo. Y las ganas. Eres lo que la gente snob denomina looser, y lo que desde siempre ha sido un perdedor. Ahora te das cuenta de que lo que considerabas talento, no despunta ni un ápice entre la mediocridad. Pasas desapercibida. Lo mísmo da que estés o que no estés. Poco se iba a notar tu ausencia. Fracaso, es la palabra exacta. Tal vez nada merezca la pena ya. No eres de las que resucitan de sus cenizas, sino de las que cada vez que se mueven se hunden aún más profundo en el barro. Bajas las escaleras y comienzas a andar. Cada vez más deprisa, los cuatro kilómetros que separan los dos puntos. Como si al ir cada vez más rápido, se pudieran borrar más deprisa los recuerdos. Te tragas tus propias lágrimas saladas, mientras el frío te hiela la nariz. Solo esperas llegar agotada, para poder dormir. Pero ni siquiera eso. Pasas las noches en vela, mirando al techo. Dando vueltas a la cabeza. Miras al pasado y solo ves fracaso. Miras hacia el futuro y solo puedes imaginar el vacío.

martes, 23 de febrero de 2010

gotas de agua


Las gotas rebotan sobre el paraguas. Levanta la cabeza y las ve acercarse a través del plástico transparente. Caen desde lo alto, chocan y resbalan por las varillas. Le encanta mirar la lluvia caer a través del paraguas, con las gotas, diminutas, cada una diferente, sobre el fondo grisáceo de las nubes. Podría pasarse horas bajo la lluvia. Pero pronto aprendió que no era posible. Que la mayoría de la gente detesta la lluvia, que cuando empieza a llover, todos aceleran su paso para escapar de las gotas. También ella comenzó a andar, obligada, con sus pequeñas botas de agua rojas, sin soltarse de su mano. Da pasitos cortos, sin tratar de evitar los charcos. Saltando dentro de ellos, cuando no mira. Salpicando alrededor. No quiere volver tan pronto. Las lágrimas de rabia resbalan por sus mejillas, mezclándose con el agua de lluvia. Llovía más que nunca. Siempre se tiene que ir en la parte más divertida. Llevaba todo el día sin dejar de llover. Incansable. Las calles prácticamente se habían convertido en ríos imposibles de atravesar. Era un día para quedarse en casa. Se entretiene viendo llover a través de los cristales. Un sucedáneo de la lluvia que cae fuera. Uno de los días de invierno más tristes. Más grises. No llovía, diluviaba aquel día. Ahora, cada vez que llueve, sale al patio y contempla la lluvia empapando las baldosas, resbalando por las tuberías, mojando las hojas de las plantas. Todos los días de lluvia le recuerdan a aquel día, de pequeña, en que diluvió y la ciudad desapareció entre lágrimas y gotas de agua.

miércoles, 17 de febrero de 2010

pedazos


Duele. Sin darte cuenta, se ha hecho pedazos. Duele tanto ahora. Tanto que quizás de haberlo sabido, habrías elegido no quererme. De haberlo sabido, hubieras elegido escapar a tiempo. Hubieses elegido no estar allí. Pero ahora es demasiado tarde. Y ya solo quedan cenizas. Quizás de haberlo sabido, habrías blindado tu corazón con acero. De haberlo sabido. Pero ahora solo puedes recoger los pedazos. Ahora duele. Y duele más que nunca. Duele saber lo que se avecina. Y duele la espera. Duele imaginar en tu cabeza ese momento. Y vuelve a doler cuando en realidad llega. Duele el futuro sin mí, casi tanto como duele el recuerdo de un pasado que ya no está. Tanto que recoges los pedazos en silencio. Duele. Los miras, incapaz de hacer nada. Duele tanto que no puedes mover ni un solo dedo, pronunciar ni una sola palabra. Tanto que cierras la puerta, echas la llave a tus recuerdos, y los pedazos, inertes, se pierden el olvido.

sábado, 30 de enero de 2010

universos


Somos moléculas. Tan solo eso. Un conjunto de átomos. Pasamos por aquí. Estorbamos un rato. Y desaparecemos. Nada más. Plof. En un instante. El carbono vuelve a ser carbono, y el oxígeno vuelve a ser oxígeno. Y nosotros seguimos siendo nada. Solo el tiempo permanece. Todo es relativo. Las ideas se dispersan. Tal vez nunca fueron reales. La felicidad es una quimera. El amor es simplemente un proceso químico. En un universo paralelo nada importa demasiado. Solo somos materia. Energía. Solo unos minutos desperdiciados. Unas cuantas líneas que se entrecruzan. Un punto perdido en la oscuridad del espacio.

martes, 19 de enero de 2010

papeles


Desenrollo el papel, lo estiro con cuidado entre mis dedos y leo despacio.
"Donde quiera que estés, te gustará saber, que te pude olvidar y no he querido, que por fría que sea mi noche triste, no echo al fuego ni uno solo de los besos que me diste."
Sonrío. No lo puedo evitar. Me encanta encontrar las notas que vas dejando por la casa. Frecuentemente son fragmentos de canciones. Las encuentro de la manera más tonta, y termino tarareándolas sin darme cuenta. Están en los sitios más insospechados: dentro de la caja de galletas, en el bote de los caramelos, entre los calcetines del cajón o dentro de las páginas de un libro perdido en la estantería.
Tal vez pasen los años y siga encontrando papelitos. Tal vez ya no estés aquí, y tus papeles hagan que sea imposible borrar tus recuerdos de mi memoria. Tal vez, algún día, sea capaz de dejar de buscarlos.

lunes, 11 de enero de 2010

kilómetros


Te siento demasiado lejos. No es solo la distancia. No son kilómetros. Es algo más. Es frío. Cada paso que te alejas es un grado menos. Cada palabra que ya no me dices, es un pedazo de hielo que se resquebraja entre los dos. Cada silencio es distancia que nos separa. Pero no es solo distancia. No son solo kilómetros.

miércoles, 6 de enero de 2010

magia


Recuerda cuando aún creías en la magia. Cuando cada suceso tenía para tí una explicación sobrenatural. Cuando creías que podía haber algo más de lo que veías con tus propios ojos. Recuerda cómo te maravillaba la observación de cada pequeño movimiento, de cada hecho que se produjera de forma casual, en contra de las normas prestablecidas. Recuerda cuando aún descubrías poco a poco el mundo que te rodeaba. Cuando tanteabas los límites de la realidad. Recuerda cuando aún, mantenías viva la ilusión.

lunes, 4 de enero de 2010

coleccionista


Hay quien colecciona monedas, o sellos. Otros coleccionan manías, o problemas. O sonrisas. O secretos. Tú coleccionas detalles. Palabras. Momentos. Instantes únicos que se fragmentan en tus recuerdos. Son mínimos, pero están por todas partes. A veces son difíciles de ver. Pero tú los buscas incansablemente. Puedes encontrarlos donde menos te lo esperas. Eres un coleccionista. Entonces, cuando descubres uno, no lo dejas escapar. Lo guardas en tu memoria, como si fuera un tesoro en un cofre bajo llave. Lo escondes, para volver a recordarlo más adelante. Para volver a mirarlo a hurtadillas, para volver a rescatarlo cuando sea necesario. Eres un coleccionista, pero aún no sabes si te gusta más buscar esos pequeños detalles, guardarlos con cuidado, o compartirlos cuando tienes una oportunidad.