sábado, 31 de diciembre de 2011

cambios


Cuando llegan estas fechas parece que estás obligado a hacer balance. Un fin de año es un punto de inflexión, el momento de mirar atrás y evaluar qué has hecho y cómo. De pensar un momento y ver qué puedes hacer mejor.

La lista puede ser muy larga, pero será más fácil ir poquito a poco. Marcarse retos pequeños, sencillos, asequibles. Yo he estado pensando bastante, y espero que sea un año de cambios, de avanzar hacia delante. Podría decir que en mi lista está hacer dieta y ejercicio, mejorar el inglés, escribir más en Twitter y todo eso que siempre se dice. Pero tiene que haber algo más. En mi caso, sobre todo en el terreno personal. Creo que un cambio es imprescindible, el aprender a ver las cosas de otra manera, desde un punto de vista más optimista, con ganas, con un poco de confianza en el futuro. Con ilusión por lo que está por venir. Replantearme lo que que hago. Decirle a la gente que me importa que les quiero. No escapar de las situaciones complicadas. Aprender a manejar lo que me da miedo.

Despertar y darse cuenta que esto es una carrera contrarreloj, y que aprovechar el tiempo es lo único que se puede hacer, que dejar pasar la vida como un simple espectador no merece la pena.

Espero que 2012 sea el año de los cambios...

jueves, 8 de diciembre de 2011

ausente


Hoy más que ningún día me he dado cuenta. Esta noche me ha hecho click la cabeza. Hay algo dentro de mí que no funciona, un engranaje que nunca terminará de encajar del todo, como una pieza ausente, como un juguete roto. Y es triste que el detonante haya sido un amigo tuyo, para mí un perfecto desconocido, que en el medio de la música estridente, ha sido el único en captar en una milésima de segundo que algo no marcha bien. Solo un pequeño gesto ha bastado para hacerme saber que yo estaba fuera de lugar, y que él también lo sabía. Que era evidente, aunque ninguno de los demás lo notaseis. No ha hecho falta más. Me he dado cuenta de que la mayor parte de las veces estoy como ausente, no me siento cómoda en muchas situaciones cotidianas, escapo con el mal humor o la risa de momentos simplemente normales para los demás. Soy incapaz de reaccionar de una forma estándar, me entra pánico. Sobre todo en las situaciones de afecto, de empatía, en aquellas que incluyen contacto físico. Cada vez se acrecienta más el vértigo, el miedo, el temor a no saber reaccionar que me paraliza y hace que definitivamente todo sea un desastre. Tal vez lo mejor es que permanezca ausente. Que me aleje de vosotros, que me pierda, que me olvide. Que no intente conseguir una normalidad que está demasiado lejos aún.