martes, 27 de septiembre de 2011

nevera


Aquellas luces intermitentes no presagiaban nada bueno. Las ví nada más cruzar el pasillo. Parpadeó un par de veces, con una lentitud agónica e hizo click. Se acabó. Entre en la cocina, lo miré con tristeza y le dí el último adiós. El frigorífico ha muerto, dije a media voz sobre el silencio. Abrí la puerta del congelador y saqué al pingüino. Tendremos que buscarte otro sitio, pequeño. Menos mal que se acerca el invierno. Deshice un poco de hielo entre los dedos, y cerré de nuevo. Han sido muchos años juntos, te echaremos de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario