sábado, 6 de abril de 2013

un sábado cualquiera


Tal vez haya formas peores de empezar un sábado, pero ahora no me viene ninguna a la memoria. Dormir dos horas. Dar vueltas en la cama mirando al techo, tres. Madrugar. Despertarte cuando faltan tres cuartos de hora para que suene el despertador. Mal humor. Exceso de información. Sentirte completamente idiota.
I-d-i-o-t-a. Así, deletreándolo despacito. Demasiada cerveza. Naúseas. Café. Dolor de cabeza. Cinco horas de clase. Trescientos minutos. Café. El tiempo se ha detenido. Más café. Móvil sin batería. Está nublado y hace frío. Está nublado, hace frío y parece que va a llover. Siesta. Vecinos que gritan y no te dejan dormir. Bucle.

El horóscopo dice que sería buena idea algún capricho que me ilusione, y que esta semana se van a potenciar mis poderes paranormales. Traducción: se aceptan mimos y regalos, y no penséis muy alto, que igual vuelvo telépata del fin de semana, y sinceramente, hay cosas que preferiría no saber.

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