Me estoy enamorando de tí como una imbécil. Incapaz de decirte nada, incapaz de mostrarte lo que siento. Incapaz de hacer que me dejes de ver como una extraña. Interpretando cada uno de tus gestos en clave cifrada. Mi desilusión deriva de las altas expectativas que he depositado en tí, cuando tú ni siquiera intuyes lo más mínimo. Y sí, ahora soy yo la que te pide que te quedes conmigo. Pero solo encuentro un silencio infranqueable que se interpone entre los dos. Porque, al fin y al cabo, ¿quién soy yo para pedirte nada?
Me da vértigo. Me estoy enamorando de la peor forma posible:
inventando ficciones para los días de lluvia.
Me da vértigo. Me estoy enamorando de la peor forma posible:
inventando ficciones para los días de lluvia.
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