Aquellas luces intermitentes no presagiaban nada bueno. Las ví nada más cruzar el pasillo. Parpadeó un par de veces, con una lentitud agónica e hizo click. Se acabó. Entre en la cocina, lo miré con tristeza y le dí el último adiós. El frigorífico ha muerto, dije a media voz sobre el silencio. Abrí la puerta del congelador y saqué al pingüino. Tendremos que buscarte otro sitio, pequeño. Menos mal que se acerca el invierno. Deshice un poco de hielo entre los dedos, y cerré de nuevo. Han sido muchos años juntos, te echaremos de menos.
martes, 27 de septiembre de 2011
nevera
Aquellas luces intermitentes no presagiaban nada bueno. Las ví nada más cruzar el pasillo. Parpadeó un par de veces, con una lentitud agónica e hizo click. Se acabó. Entre en la cocina, lo miré con tristeza y le dí el último adiós. El frigorífico ha muerto, dije a media voz sobre el silencio. Abrí la puerta del congelador y saqué al pingüino. Tendremos que buscarte otro sitio, pequeño. Menos mal que se acerca el invierno. Deshice un poco de hielo entre los dedos, y cerré de nuevo. Han sido muchos años juntos, te echaremos de menos.
sábado, 24 de septiembre de 2011
días perdidos
Días en que lo mísmo te da levantarte que quedarte entre las sábanas con la cabeza debajo de la almohada. Días de gritar en silencio que se pare el mundo para bajarte. O no, qué más da. Días iguales, que se suceden a otros días idénticos, entrelazados en semanas interminables. Días que no encuentras el sentido a nada. Días en los que todo está tremendamente lejos, y horriblemente frío. Días en los que quieres cerrar los ojos y desaparecer. Días para perder en el olvido. Son ya demasiados días así. Me estoy quedando sin ficciones para tantos días.
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