lunes, 28 de octubre de 2013

nostalgia


Tal vez sea solo que me pone triste que anochezca tan pronto, ser consciente de que ya es otoño, pero me he levantado con un nudo atenazándome el estómago. Al salir, caminando como una autómata, no sé como he acabado deambulando sin rumbo por las pequeñas callejuelas de Malasaña. Y de repente me han asaltado montones de recuerdos olvidados, he empezado a darle vueltas a la cabeza, a pensar cómo cada persona que se cruza por tu vida deja un pedazo de sí, apenas nada, un detalle para echarles de menos. Y me ha hecho sentir cada vez más triste. Aún con más nostalgia. A veces me pregunto si yo también seré parte del olvido de alguien, si un mínimo gesto hace que se acuerden también de mí. Imposible saberlo. Sigo caminando, me cruzo con desconocidos, que también caminan a la deriva, y de momento, siento pánico a encontrarte al girar cualquier esquina. A verme reflejada en tus ojos. A darme de bruces con la realidad. Sin poder escapar. Sigo andando, cada vez más rápido, para salir del barrio, pero no puedo evitar esa sensación de ligero vértigo, de estar desierta, vacía por dentro. Y sigo sin encontrar las palabras adecuadas, no puedo parar de imaginar mentiras, o como prefiero llamarlas, ficciones para los días nublados.

viernes, 12 de abril de 2013

irracionales


No sabe por qué fue. Si fue porque en cuarto de primaria en un ejercicio de clase tuvo que explicar cómo vender una nevera a un pingüino, y le fascinó como la profesora argumentó que serviría de calefacción al estar a más temperatura que el exterior. O si fue al ver la facultad de la película de Tesis, con sus oscuros pasadizos, que le parecían un escenario inmejorable para crear historias. O si tal vez fue esa entrevista a la que acudió una mañana, con muchas ganas, pero sin saber muy bien dónde se estaba metiendo. No sabe por qué terminó aquí.

No sabe cómo fue. Seguramente fueron una multitud de pequeñas coincidencias. Que se fueron entrelazando. No puede explicarlo. Por eso está buscando constantemente respuestas, se rodea de datos, para pensar que sabe lo que hace, que todo tiene sentido. Pero nada más lejos de la realidad, crece y se da cuenta de que todo sigue siendo un juego de niños. Que está más perdida de lo que cree. Que va a la deriva, sin rumbo, dejando que los dados decidan el destino.

Y eso mismo les ha vuelto a pasar a ellos. La primera vez que le vió, pensó que si le sonreía al mirarle a hurtadillas, mientras compartían un café, estaría ahí para siempre. Del mismo modo él pensó, cuando ya se iban, que si al girar la esquina, el próximo coche era rojo, se querrían para toda la vida. Pero no acertó. Quién sabe, si la hubiese querido de verdad, habría utilizado todos esos datos que almacena en su cabeza, y quizás hubiera apostado a que el coche sería blanco. Pero no lo hizo, no jugó bien sus cartas, y sus caminos siguieron paralelos.


martes, 9 de abril de 2013

así es


Y te das cuenta que la vida es esto. Es caer y levantarte, es llorar y reir, es querer a quien te quiera, y a quien no te quiera, pues te olvidas.




lunes, 8 de abril de 2013

principio


Me sorprende la facilidad que tenemos para no ver lo que no queremos ver. Está ahí, pero es invisible a nuestros ojos. Solo porque no queremos verlo, porque no cuadra con lo que imaginamos. Es mucho más fácil que enfrentarse a la realidad.

Pero a veces te das de bruces con ella. Y se te abren los ojos en un instante. Y eso es bueno. Porque empiezas a ver lo que hay, y no lo que quisieras que hubiera.

Y todavía me fascina más la capacidad de olvidar. Porque los errores son para aprender, pero no para perderte en ellos. Para olvidar y mirar hacia delante. Sin recuerdos que te lastren ni pensamientos que te aferren al pasado.

Para poder volver a empezar. Volver a inventar un principio.

sábado, 6 de abril de 2013

un sábado cualquiera


Tal vez haya formas peores de empezar un sábado, pero ahora no me viene ninguna a la memoria. Dormir dos horas. Dar vueltas en la cama mirando al techo, tres. Madrugar. Despertarte cuando faltan tres cuartos de hora para que suene el despertador. Mal humor. Exceso de información. Sentirte completamente idiota.
I-d-i-o-t-a. Así, deletreándolo despacito. Demasiada cerveza. Naúseas. Café. Dolor de cabeza. Cinco horas de clase. Trescientos minutos. Café. El tiempo se ha detenido. Más café. Móvil sin batería. Está nublado y hace frío. Está nublado, hace frío y parece que va a llover. Siesta. Vecinos que gritan y no te dejan dormir. Bucle.

El horóscopo dice que sería buena idea algún capricho que me ilusione, y que esta semana se van a potenciar mis poderes paranormales. Traducción: se aceptan mimos y regalos, y no penséis muy alto, que igual vuelvo telépata del fin de semana, y sinceramente, hay cosas que preferiría no saber.

domingo, 10 de febrero de 2013

días nublados


Podría decir que te echo de menos, pero miro un instante hacia atrás y me doy cuenta de que no es así. De que en realidad se trata de un sentimiento encontrado, tristeza y alivio. No es nostalgia, ni tampoco cariño. Me siento confusa, pero tranquila. Es un paso que no habría dado sola, quizás soy demasiado cobarde, o tal vez quería pensar que cambiarías. Ya sabes, siempre tuve cierta tendencia a engañarme. No sé cuáles son tus motivos, si es que hay alguno, solo sé que ya no voy a naufragar nunca más en tu océano, porque el azul de tus ojos es ahora de hielo. Y sinceramente, para ir a la deriva, siempre preferí evitar los días nublados de invierno.

miércoles, 30 de enero de 2013

pequeños


Es catastrófica la tendencia que tienes a olvidarte de todo, cerrar los ojos y seguir mojándote bajo la lluvia de tus propios nubarrones. Retroalimentarte de tu propia tristeza y saborear tus lágrimas saladas.

 Sin embargo, de vez en cuando un destello te hace levantar la vista. Es solo un pequeño detalle, pero puede cambiarlo todo. Puede mover todo tu mundo. Porque somos pequeños, e incluso lo más mínimo, supone mucho.

Un detalle insignificante, te hace volver a despertar del letargo, recuperar la curiosidad, las ganas de hacer cosas, la ilusión. Te hace ver un poquito más allá, cuando ya te creías de nuevo perdido.

A veces solo hace falta un soplo de aire fresco, un poco de brisa que aleje las nubes y te deje ver el sol... Solo un gesto diminuto, una actitud, una palabra.

Y ya sabes que me encanta perderme en las palabras.

martes, 29 de enero de 2013

sonrisas


No me sonrías así. Tal vez no lo sabes, pero tu boca me pierde. Siempre me ha perdido, desde el primer día que te ví. Pero qué importa. Es más fácil olvidar las cosas buenas. Duelen menos los recuerdos. Es mucho más sencillo quererte en la distancia. Nunca estuviste aquí. Nunca me dejaste, en realidad. Si no es conmigo, sigues estando demasiado lejos. Te voy a echar tanto de menos. No me sonrías así otra vez, por favor, solo ven y dime adiós.

domingo, 27 de enero de 2013

despedidas


Según pasa el tiempo vas viendo que crecer no es hacerte grande, como te decían de pequeño. Crecer es asomarse al abismo, y sentir el vértigo, mirar hacia atrás y darte cuenta que no hay nadie para tenderte la mano, que la seguridad es una quimera y que tienes que avanzar paso a paso, haciéndolo lo mejor que sepas, aprendiendo de cada tropiezo, cayendo y volviéndote a levantar. Es saber que estamos vagando, perdidos, sin saber qué buscar. Lo único que puedes hacer es intentar encontrar compañeros de viaje, aunque sabes que en realidad, siempre estarás solo. En definitiva, es intentar superar cada derrota y saber que te esperan muchas despedidas. Saber cuándo decir adiós.