Abajo. Tan abajo que nunca podrías pensar que se puede volver a subir. Tan abajo que prefieres que nadie se acerque a tí, porque los arrastrarías contigo hacia tu infierno. Tan abajo que tan solo mirar hacia arriba y ver la luz te da vértigo. Caminas deprisa. Casi chocas con la gente que abarrota las calles. No ves a nadie. Solo son bloques borrosos. Las lágrimas te empañan los ojos. El rimmel corrido surca tus mejillas con dos líneas negras. Caminas deprisa. Nadie te ve. Nadie se fija en tí. Eres absolutamente invisible. Abajo. Tan abajo que estás al borde del precipicio. Tan abajo que pasa el tiempo y no ves una salida. Tan abajo como nunca lo has estado.
¿Tan abajo, qué no se puede bajar más?
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