Camino despacio por el pasillo. La llave de hierro en mi mano izquierda es un peso liviano al que me aferro, es un pequeño lastre que me arrastra hacia el pasado. Atravieso el umbral a oscuras y llego hasta la salita. Apenas se ve nada, la habitación está en penumbra. Levanto ligeramente la persiana y la luz se cuela poco a poco por las rendijas, casi no puede atravesar las pesadas cortinas. Los objetos cobran forma, ahora puedo distinguir la vieja mesa de madera, con el brasero, y el colosal sillón junto a la ventana. Sobre el asiento aún hay un libro a medio leer; sobre la estantería, unas viejas gafas de metal y una pipa. La muevo entre los dedos, el olor dulzón del tabaco me trae a la memoria demasiados recuerdos. Cierro los ojos y puedo verme allí, envuelta entre humo, entre sombras, sentada sobre la alfombra escuchando una y otra vez las historias que con voz grave y quebrada, brotaban de sus labios. Nos acercaban a otras vidas, nos catapultaban a otros mundos, a otro tiempo que ya no habría de volver. Y el recuerdo de sus palabras llena el espacio donde ahora solo habita la ausencia. Donde ya nunca volverá. Con cuidado, dejo la llave junto al libro, echo un último vistazo a la habitación y en silencio, recorro el camino inverso sobre mis pasos. Salgo y sin volver la vista atrás, cierro la puerta.
[*palabras ilustradas: Igan & ZiRTäeB ]
La atmosfera ahoga, se palpa una melancolía extraña...
ResponderEliminarfantásticas palabras !
bueno, ahora te debo una foto para un texto...
ResponderEliminarbesos