miércoles, 25 de mayo de 2011

rayos y centellas


Se oye tronar a lo lejos. Apago las luces y abro la ventana, para ver el cielo iluminado por los relámpagos. En un instante, todo se vuelve oscuridad. Hasta que un rayo parte el horizonte en dos mitades. Respiro hondo. Un escalofrío me recorre la espalda. Ha bajado la temperatura. En este momento solo existen rayos y centellas. Me quedaría toda la noche asomada al balcón. Con la lluvia calándome los huesos. Solo para no pensar. Para dejar de preguntarme cómo es que todavía sigues aquí, si la mayoría de las veces yo soy como esa tormenta, que estalla cuando menos te lo esperas.

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