lunes, 31 de octubre de 2011

llave


¿Recuerdas el candado que pusimos sobre el Tíber? Guardé una copia de la llave en el bolsillo, mientras nos prometíamos amor eterno y tirábamos la otra llave al río. La locura resultó ser más efímera de lo que esperábamos. Han pasado varios años, y aún conservaba una llave sin candado en el fondo del armario. Ha hecho falta otra ciudad, encontrar otro norte, para poder olvidar por fín la segunda llave. Bajo la lluvia la lancé al vacío, se perdió entre las aguas turbias del canal. Ya no me queda ninguna llave de repuesto, se la llevó la corriente, contigo, para siempre.

2 comentarios:

  1. "Adíos y muy buenas" Pero digo yo, que quien guarda una llave...ya entra con la idea del fracaso en la cabeza...¿no?

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  2. sin duda, truncado desde un principio...

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