martes, 7 de agosto de 2012

gafas de sol


Gafas de sol. Dícese del objeto fetiche que se utiliza para crear nubarrones interiores cuando fuera el tiempo es soleado. 


Las gafas eran uno de sus objetos favoritos. En especial las gafas de pasta. Siempre le habían parecido interesantes. Le gustaba la gente con gafas. En realidad, le fascinaba la idea de observarlo todo a través de un cristal. Cada par de gafas dotaba al individuo de una percepción particular.

Sin embargo, hacía poco que había descubierto las gafas de sol. Eran un invento extraordinario. Las gafas de sol le permitían esconderse del mundo. Producían un efecto mágico, al igual que los niños pequeños que se tapan los ojos con las manos, no para no ver, sino para dejar de ser vistos. Ella se ponía las gafas de sol y desaparecía.

Estaba entusiasmada. Con sus gafas oscuras se volvía invisible. Nadie podía saber hacia dónde miraba, podía observar el mundo sin peligro. Con sus gafas de sol podía perderse en sí mísma todo el tiempo que quisiera. Como si no estuviera allí. Como si no hubiera nadie a su alrededor.

Con sus gafas no importaba que en el exterior el calor fuera insoportable y que la luz deslumbrara bajo un sol cegador. En el interior, su cielo podía cubrirse de nubes y sentir una ligera brisa. Incluso podía llover a cántaros, sin miedo a que una línea de rimmel delatara lo que estaba ocurriendo.

A veces incluso, se sentía poderosa tras sus gafas.
Sonrió al espejo. Con unas gafas de sol y un poco de rouge, la vida se veía de otro color.


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