Te envuelves en una coraza de acero, acurrucada debajo del metal. Te haces más y más pequeña, diminuta. No dejas que nadie te vea. Solo ves la realidad por una estrecha rendija. Te imaginas un mundo de sombras, donde nada es real, donde nada es mentira. Todo es como lo imaginas. No sabes lo que es la realidad. Te haces más y más pequeña, hasta desaparecer. Hasta que alguien sea capaz de abrir el complicado engranaje, y descubra que allí ya no queda nada. Que te volviste frágil como el cristal, y te hiciste añicos con un soplo de brisa. Que ahora solo quedan allí minúsculas esquirlas de vidrio.
Sigo leyéndote desde esa pequeña rendija.. Observar desde la fortaleza donde nada te pueda dañar, la estrategia más lógica, y la menos cuerda !
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