lunes, 10 de agosto de 2009
lluvia
Llueve. Veo las gotas resbalar por el cristal. Hace un tiempo, dibujaría con un dedo sobre el vaho del vidrio, dentro de unos años, me preocuparé porque los cristales se ensucian. El cielo está plomizo. Llueve y llueve. Ahora solo observo llover tras los cristales. Es una lluvia fina que empapa el suelo. Es una lluvia que cae en silencio. A lo lejos, se ve el resplandor de un relámpago en el cielo, pero el ruido no llega hasta aquí. Entre las nubes se cuelan a veces algunos jirones de sol. Pero sigue lloviendo. Llueve y llueve hasta hacerse de noche. Entonces, abro la ventana de par en par, para sentir el olor a tierra mojada que inunda toda la casa.
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