La lluvia golpea contra el cristal. Me despierto sobresaltada. El viento abre violentamente las contraventanas, haciendo ondear los visillos. Me recorre un escalofrío. Siento una presencia junto a mí. Un dedo helado recorre mi espalda despacio, subiendo por la nuca y enredándose en mi pelo. Mi respiración es cada vez más agitada, aunque intento quedarme quieta. Como si la falta de movimiento equivaliera a desaparecer. Como si lo que no vemos o no queremos ver dejara de existir. Quiero gritar de pánico, pero el miedo me paraliza. Intento darme la vuelta, pero una mano férrea me sujeta de la muñeca. Un relámpago ilumina la habitación y puedo ver en el espejo el destello de un par de colmillos que se lanzan sobre mi cuello. Cierro los ojos. Esto solo puede ser una pesadilla a medianoche. Un trueno hace retumbar toda la casa. De repente, una ráfaga de aire cierra la puerta. Dentro, se puede cortar el silencio. Fuera, estalla la tormenta.
domingo, 31 de octubre de 2010
domingo, 24 de octubre de 2010
asteroides
La puesta de sol es indescriptible. Mira cómo orbita la Luna alrededor de la Tierra. Desde aquí parecen tan lejanos. Como tú y yo, a una distancia de años luz. Te miro y no te reconozco. Sin embargo, puedo ver reflejadas todas las estrellas del universo sobre tu escafandra. Vamos a dar un paseo. Somos los únicos habitantes de esta galaxia perdida. Mira por donde pisas, no vayas a caer por el borde de nuestro pequeño planeta. Ten cuidado con los niños. Que dejen de tirar pedazos de asteroide hacia el cielo, que no se acerquen demasiado a los anillos, pueden perder el equilibrio y desaparecer sin rumbo en el espacio sideral.
lunes, 18 de octubre de 2010
escapadas
Desde aquí se puede ver todo Madrid. Fíjate bien. Recorremos las calles. Jugamos a buscar tu casa. Ahí está el pirulí, mira, en el lado contrario está el Gómez Ulla. Un poco más allá están las cuatro torres de Plaza Castilla, y más hacia la derecha, la sierra del norte. Todo está aquí, frente a nosotros. Desde aquí arriba, todo se ve tan pequeño, la ciudad parece una inmensa maqueta al alcance de la mano. Comienza a caer el sol, oscurece y la metrópoli se llena de luces. Diminutas estrellas se mecen sobre el cielo de Madrid, vertiginosas ráfagas de colores se mueven entre los edificios, minúsculas ventanas iluminadas comienzan a brotar en las paredes. Desde aquí todo se ve tan perfecto. Me encanta traerte aquí las noches de verano, escaparnos, tumbarnos sobre la hierba, entre estas siete colinas, donde por un momento se detiene el tiempo.
sábado, 16 de octubre de 2010
on the rocks
Te acercas el cigarro despacio a los labios. Entrecierras los ojos a causa del humo. Con mirada vidriosa me observas desde el otro lado de la sala. Flashback. La imagen es en blanco y negro. Eres un contrabandista de los años 50, uno de esos tipos duros que se dedican a negocios turbios y pasan la noche en vela, bebiendo whisky acodados en la barra de cualquier antro de lujo. Una rubia exuberante, con un vestido ajustado y unos guantes rojos canta en el escenario, arropada por la música del piano. Yo estoy apoyada en la barra, conversando con el camarero y bebiendo ginebra. Todo sucede a camara lenta, una nota discordante, un portazo, se quiebra la voz de la rubia, un par de tipos invaden el local, el vaso se vuelca, y los hielos se derraman con estruendo de cristales rotos. Vuelvo. Te arrastro hacia la puerta. Esto es una despedida. Creo que este es el principio de una gran amistad, le comentas al camarero. Siempre nos quedará el barrio, te respondo. Vámonos, anda, que ya es tarde.
martes, 12 de octubre de 2010
cuentacuentos
Me preguntas que por qué escribo pequeños relatos. Que por qué son historias extrañas. Que por qué no tienen una estructura tradicional de introducción, nudo y desenlace. Que por qué no existen apenas personajes. Que por qué son casi pensamientos en voz alta volcados en el papel.
Me preguntas tantos por qués.
No tengo todas las respuestas. Tal vez no haya que buscar ninguna razón.
Te preguntas que por qué invento historias. No sé si responderte. Porque no tengo a nadie que me las cuente, y necesito imaginarlas sola. Porque me gustaría que crearas un universo perfecto para mí, perderme entre tus palabras, escuchar de tus labios cada noche un cuento...
Me preguntas tantos por qués.
No tengo todas las respuestas. Tal vez no haya que buscar ninguna razón.
Te preguntas que por qué invento historias. No sé si responderte. Porque no tengo a nadie que me las cuente, y necesito imaginarlas sola. Porque me gustaría que crearas un universo perfecto para mí, perderme entre tus palabras, escuchar de tus labios cada noche un cuento...
sábado, 9 de octubre de 2010
desilusiones
Con tan solo un gesto, una palabra de hastío. Me has hecho sentir tan pequeña, tan insignificante. Has hecho que en una fracción de segundo se desvanezcan las ilusiones que había depositado en tí, y todo parezca carecer de sentido. Contengo las lágrimas. Me muerdo con fuerza el labio, hasta notar el sabor intenso de la sangre. Me has convertido en nada para tí, y la nada, ahora duele como el más profundo de los vacíos. Con un solo gesto, una única palabra. Una pregunta que permanecerá en mi recuerdo, pero que tú, mañana, olvidarás haber pronunciado.
miércoles, 6 de octubre de 2010
cubo de rubik
Nunca supe resolver uno de estos malditos cubos. Giras una cara, das una vuelta, vuelves a girar, ya tienes una cara completa. Perfecta. El resto es el caos. Por mucho que lo intentes, solo conseguirás destrozar la cara resuelta. Contigo me pasa lo mísmo. Cuando creo que comienzo a comprender una mínima parte de tí, descubro detrás todo un universo de desastre. A veces intento hacer trampa, y despegar las pegatinas de colores, intento cerrar los ojos y dejarme llevar. Pero siempre, de una manera u otra, presiento que no estoy en el lugar adecuado, que no estoy haciendo los movimientos correctos, que nunca, por mucho que lo intente, conseguiré descifrar el enigma.
sábado, 2 de octubre de 2010
idiota
Por mucho que lo intento, no puedo. No puedo dejar de verte en cada rostro que me encuentro. No puedo evitar reconocer tu voz en cada voz que escucho. No puedo andar un par de pasos sin que tu recuerdo se cruce en mi camino. No puedo dejar de imaginar situaciones en las que quisiera que estuvieses conmigo. No puedo dejar de sentir tu ausencia a mi lado. Soy idiota. No puedo olvidarte.
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