domingo, 31 de octubre de 2010

halloween


La lluvia golpea contra el cristal. Me despierto sobresaltada. El viento abre violentamente las contraventanas, haciendo ondear los visillos. Me recorre un escalofrío. Siento una presencia junto a mí. Un dedo helado recorre mi espalda despacio, subiendo por la nuca y enredándose en mi pelo. Mi respiración es cada vez más agitada, aunque intento quedarme quieta. Como si la falta de movimiento equivaliera a desaparecer. Como si lo que no vemos o no queremos ver dejara de existir. Quiero gritar de pánico, pero el miedo me paraliza. Intento darme la vuelta, pero una mano férrea me sujeta de la muñeca. Un relámpago ilumina la habitación y puedo ver en el espejo el destello de un par de colmillos que se lanzan sobre mi cuello. Cierro los ojos. Esto solo puede ser una pesadilla a medianoche. Un trueno hace retumbar toda la casa. De repente, una ráfaga de aire cierra la puerta. Dentro, se puede cortar el silencio. Fuera, estalla la tormenta.

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