lunes, 27 de junio de 2011

beso


Es un beso de despedida. Será el último. Bajo las estrellas, con un calor asfixiante, nos movemos al ritmo hipnotizante de una música imaginaria. Te miro de reojo, a mi lado. Siempre te lo digo, pero no puedo evitar pensar en cómo me atrae tu boca, al igual que un imán, me muero por besar tus labios. Me arde la piel, quemada por el sol, cada vez que por un descuido, se rozan nuestras manos. Doy un trago largo a la copa, creo que es necesario, te siento cada vez más lejos. Por un momento voy a olvidarme de todo, del pánico que me paraliza. El calor no me deja pensar con claridad. Voy a apostar a doble o nada, a lanzarme al vacío. Cojo un hielo, dejo que se derrita ligeramente entre mis dedos, ya sabes que me encanta morderlo. Siento que el frío me recorre todo el cuerpo. Ahora sí, me armo de valor, y te doy un beso helado. Doble o nada. Ya no me importa lo que ocurra, ni siquiera que algún día leas esto, solo quiero sacarte de mi cabeza. Es una batalla perdida de antemano, y el mío, un ataque suicida. Frío. Nada.

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