Foto: Julia Fullerton-Batten |
Hoy he vuelto a soñar contigo. Pero ya no eras un pez naranja, sino que ahora soy yo la que está encerrada en una pecera. Te veo a través del cristal cóncavo, que distorsiona tu silueta, convirtiéndote en un reflejo fantasmagórico. Doy vueltas, enturbiando el agua, mientras choco constantemente contra las paredes transparentes. Intento hablarte, gritarte, pero a pesar de mis esfuerzos, solo salen de mi boca pequeñas burbujas de aire incomprensibles. Me siento tan pequeña, tan insignificante aquí dentro. Cierro los ojos. La desesperación me consume, me rindo. Estoy agotada. Mi último recurso para tratar de llamar tu atención es flotar a la deriva, como un pez perdido sin rumbo.
* pez naranja: primer sueño
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