miércoles, 30 de diciembre de 2009

pasatiempo


No sé qué pasa por tu cabeza. De verdad que he intentado averiguarlo, pero no lo sé. A veces pienso que te aburres, y que yo te distraigo. Otras veces, no puedo ni imaginarme por qué lo haces. Quizás, sencillamente, tú ni te lo plantees, y tal vez, no te reconozcas al leer entre líneas. Pensarás que hablo de un extraño, de alguien que no existe y que me he inventado. Tengo la sensación de que soy como un juguete para tí, un mero entretenimiento para matar el rato. Juegas conmigo, pero he de reconocer, que ni siquiera puedo asegurar, que sea tu pasatiempo favorito.

domingo, 27 de diciembre de 2009

inercia


Hace algún tiempo que dejaste de luchar. No recuerdas ni siquiera cuándo fue. Simplemente, sabes que desde ese momento te dejaste llevar. Te dejaste arrastrar por la corriente. Nada importa desde aquel día. Lo mísmo te da estar aquí que allí, estar despierta que dormida, estar viva que muerta. Solo sabes que vas a la deriva. Tu vida ya no te pertenece. Es de nadie. Te dejas llevar por la inercia. Sin oponer resistencia.
Pero llegará un momento en que eso no sea suficiente para seguir. Y entonces, no sabrás qué hacer. Porque has olvidado cómo se hace nada, te has convertido en una marioneta. Eres tan solo una sombra difusa de lo que fuiste. Y ahora, tal vez, nada de aquello se pueda volver a recuperar ya. Ahora, tal vez, no merezca la pena echar la vista atrás.

lunes, 21 de diciembre de 2009

luces de Navidad


Camino despacio, un paso detrás de otro. Piso con cuidado la nieve, que durante el día se ha convertido en hielo. Intento mantener el equilibrio mientras sujeto el paraguas por encima de mi cabeza. Bajo la lluvia, Madrid es un maremágnum de luces y ruidos. Sin darme cuenta, me descubro cantando por lo bajo y saltando en los charcos. Por un instante, me estremezco, yo que siempre he odiado estas fechas. Las luces de Navidad adornan toda la ciudad. Entre la niebla, las fachadas parecen gigantes acechantes, grandes juegos de marcianitos pixelados que cambian la iluminación en cada ventana. Los edificios se desdibujan entre las gotas, que caen desde un cielo gris plomizo. Las luces circulares sobre el horizonte en Castellana hacen presagiar una futura invasión colorista. Los árboles luminosos en Atocha sobreviven entre el tráfico dando la ilusión de una primavera helada. Poco a poco, las luces van cambiando hasta llegar a cada barrio. Tramo a tramo, van difuminándose, hasta dejar paso a la oscuridad, allí donde la ciudad olvida sus límites.

domingo, 20 de diciembre de 2009

te pierdo


Te pierdo. Cada vez te siento más lejos. Como si un muro invisible nos separase cada vez más. Sé que te estoy perdiendo. No es solo la distancia. Te estás desvaneciendo. Es un proceso lento, pero imparable. Poco a poco, hasta que llegues a desaparecer completamente. Comenzó hace un tiempo, cuando cerrabas los ojos al cruzarte conmigo. Cuando dejaste que el silencio se adueñara de nuestras palabras. Cuando decidiste dejar de verme. Cuando decidiste que dejara de existir. Es entonces, cuando comencé a perderte. Porque tú también, quisiste perderme a mí. Y así ahora, somos dos desconocidos que no tienen nada que decirse, entre los que solo hay un profundo vacío imposible de salvar.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

madera


Le gusta encerrarse en su taller las tardes de invierno. Fuera, hace frío y la lluvia repiquetea en los cristales, cubiertos de vaho. Dentro, el ambiente es cálido, el ruido del torno es ensordecedor y el olor de la madera invade todo. Poco a poco va tallando cada pieza, con paciencia, con esmero, como un artesano. Las virutas flotan en el aire, caen despacio y se acumulan sobre el suelo. Comienzan a surgir formas de cada bloque, aparecen vetas oscuras que surcan la figura, rompiendo su monotonía. Cada talla es distinta, las encera con cuidado, puliendo minuciosamente cada uno de sus recovecos. Para él son robustas, pero a la vez tan frágiles, como si en vez de en madera, estuvieran talladas en cristal. Las mima entre sus manos. Una vez que están terminadas, vuelve a colocar todo en su sitio, cierra la puerta, y sale de nuevo al frío.

lunes, 14 de diciembre de 2009

personajes secundarios


Están encerrados en el mismo decorado. Ambos en el mismo fotograma. Son dos extras que nunca llegarán a conocerse. Solo coinciden un instante, o tal vez, muchos momentos ficticios repetidos, pero que en realidad son solo un único momento fragmentado. Él viaja dentro de un autobús, y ella espera en un cruce, con la mirada perdida en el infinito. Son dos individuos cuyos caminos se entrecruzan por casualidad. Son dos personajes secundarios en una película que protagonizan otros. Son dos extraños cuyos destinos nunca se confundirán. Son dos historias perdidas que nunca llegarán a encontrarse.

domingo, 6 de diciembre de 2009

a mi lado


Eres como una caja de sorpresas. Estoy tan poco acostumbrada a las muestras de afecto, que cada uno de tus detalles me fascina. Espero ansiosa a descubrir cual será tu próximo paso. Pero al mismo tiempo tengo miedo. El pánico me bloquea y no sé qué hacer. Soy consciente de que no respondo como debería, como te mereces, pero no lo puedo evitar. Sólo sé que, pese a la confusión, esto debe ser bueno, porque eres capaz de hacerme ver más allá de lo que tengo ahora. Eres capaz de devolverme algo de lo que perdí. Eres capaz de hacer que se desvanezca el mal humor con que me levanto por las mañanas. Lo que aún no sé, y creo que prefiero no saberlo, es cuánto durará esta situación. Cuánto tiempo aguantarás a mi lado.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

miradas


Me gustan tus ojos. Siempre me ha fascinado la manera en que me miras. Entornas los ojos, y me observas curioso. Me quedo muy quieta, sientiendo cómo tu mirada recorre despacio todo mi cuerpo. Se detiene. Nuestras miradas se entrelazan un instante. Pero no dura mucho. En seguida desvío la mirada, tímida. Me perdería durante horas en esos ojos azules, sumergida en sus aguas tranquilas. Me encanta cómo me miras. Cada una de tus miradas es una caricia en la distancia. Cierro los ojos, conteniendo el aliento. Cada vez que me miras, se para el tiempo.

martes, 1 de diciembre de 2009

voces


O de cómo una voz se vuelve imprescindible. Sobre multitud de voces. Se confunden mezcladas entre el silencio. Múltiples voces difuminadas, poco a poco se vuelven nítidas. Se distinguen unas de otras. Voces suaves, que hablan lentamente. Voces cautas que esconden secretos. Voces que te susurran al oído, que te llevan de la mano hacia lo desconocido. Poco a poco una se diferencia del resto. Una única voz que te habla despacio. Una voz envolvente que deja caer cada palabra como si fuera un pequeño tesoro. Una única voz que no puedes dejar de escuchar. Una voz que se vuelve necesaria. Una voz que es como un hechizo. Que te sumerge en el más profundo de los sueños. Que te arrulla y te protege. Una voz cálida que te guía al cruzar la frontera. Una voz, lejana, que se pierde en tu memoria. Una voz, que de nuevo, al despertar, se confunde con las otras. Esa voz que de manera imperceptible, se va apagando hasta desaparecer, pero cuyo eco aún resuena en tu cabeza.