lunes, 21 de diciembre de 2009

luces de Navidad


Camino despacio, un paso detrás de otro. Piso con cuidado la nieve, que durante el día se ha convertido en hielo. Intento mantener el equilibrio mientras sujeto el paraguas por encima de mi cabeza. Bajo la lluvia, Madrid es un maremágnum de luces y ruidos. Sin darme cuenta, me descubro cantando por lo bajo y saltando en los charcos. Por un instante, me estremezco, yo que siempre he odiado estas fechas. Las luces de Navidad adornan toda la ciudad. Entre la niebla, las fachadas parecen gigantes acechantes, grandes juegos de marcianitos pixelados que cambian la iluminación en cada ventana. Los edificios se desdibujan entre las gotas, que caen desde un cielo gris plomizo. Las luces circulares sobre el horizonte en Castellana hacen presagiar una futura invasión colorista. Los árboles luminosos en Atocha sobreviven entre el tráfico dando la ilusión de una primavera helada. Poco a poco, las luces van cambiando hasta llegar a cada barrio. Tramo a tramo, van difuminándose, hasta dejar paso a la oscuridad, allí donde la ciudad olvida sus límites.

1 comentario:

  1. Si si si si. Tengo que escribir sobre esto mismo, aunque a mí no me quedará tan bonito. Todos presumen de odiar la navidad, para hacerse los interesantes y aparentar ser super-radicales. Y a mí me encantannnn. Aquí en sevilla lleva lloviendo 2 día ya sin descanso (ojala fuese nieve)

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