Tumbada sobre la cama, a oscuras, cierro los ojos para tratar de conciliar el sueño. Pero solo puedo oir el tic tac del reloj sobre la mesilla. Es insoportable. Me hace recordar que estoy aquí sola. Tic tac. Que te has ido. Tic Tac. Alcanzo el reloj y con un movimiento brusco, tiro del botón. Se detienen las agujas. Se paraliza el tiempo. Silencio. Qué más da que se pare el mundo esta noche, si ya no estás aquí conmigo.
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