martes, 7 de julio de 2009

explosión


No se oye ningún ruido. Tengo los oídos taponados, el vacío que sigue a la detonación, ha llenado todo de silencio. Poco a poco, me reubico. Recuerdo dónde estoy, y qué ha pasado. Abro los ojos, entre el polvo, comienzo a distinguir vagamente las formas, los objetos que me rodean. Oigo tu respiración entrecortada, te busco casi a tientas a mi lado. Te cojo de la mano, bajamos por la escalera, y llegamos hasta la calle. Todo está cubierto por una espesa bruma. Avanzamos despacio entre los edificios en ruinas. Solo encontramos cadáveres en nuestro camino, ni rastro de ningún ser vivo. Tal vez nunca encontremos a nadie más, y estemos condenados a soportarnos. A lo lejos aún se puede distinguir un débil resplandor verde. Nada será igual después de la explosión.

2 comentarios:

  1. envidio la capacidad, de decir tanto en tan poco espacio.. men'kanta

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  2. Sí que sería un holocaust tener que soportarnos sin poder descargar nuestra frustración en nadie más... la extinción es lo de menos :-P

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