Recuerdo que de pequeñas jugábamos a hacer magia. Era muy divertido, porque mis primos, algo mayores que nosotras, nos seguían la corriente, fingían caer en nuestros hechizos y cumplían nuestras órdenes como sumisos esclavos. En esos instantes, y aún siendo un poco consciente del engaño, te sentías poderosa. En esas tardes de sol y aburrimiento, te complacías observando la capacidad de tus superpoderes e incluso podrías vislumbrar un futuro no muy lejano, en el que contribuías a la salvación del mundo frente a diversas y horripilantes catástrofes. Tal vez tan solo era un juego de niños, pero son esas pequeñas cosas las que con el paso del tiempo rescatas en la memoria. Ahora me doy cuenta de cuanto agradezco haber vivido una infancia alejada de ordenadores, videoconsolas y cachivaches mecánicos de diversa índole, y poder haber sido feliz con cosas tan absurdas como una caja de cartón y un poco de imaginación.
La suerte de haber estado en medio. Unos sólo vivieron la calle y apenas 3 o 4 tipos de juguetes, y ahora los nuevos sólo viven lo digital. Al menos yo, por empezar cuando no había nada, y usar mi imaginación, a ver llegar todas las consolas.... me alegro por una vez, de estar en medio !
ResponderEliminara mí me pasa lo mismo, cuando veo a los críos de la piscina con mil cosas, y nosotros con 4 pedruscos y las toallas haciendo cabañas y tan contentos!!!!
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