Te veo sobre el escenario, sentado tranquilo frente al micrófono, entonando con tu voz melodiosa. Susurras las palabras como si no hubiera nadie más en la sala. Son tu victoria frente al silencio. No ves al público, solo sonríes, concentrado en la música. Y en ese momento te deseo. Deseo que me hables despacio al oído, que cantes solo para mí. Que me hipnotices con tus palabras mágicas. Que rompas la barrera del silencio para mí, más tarde, cuando estemos solo los dos. Que esto solo sea el principio del hechizo. Que sigas siendo una caja de sorpresas.
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