miércoles, 15 de septiembre de 2010

tristes despedidas


Nunca me gustaron las despedidas. Unos se van, otros llegan, y yo permanezco inmutable en mi sitio. El mundo gira a mi alrededor a toda velocidad. Me quedo quieta, como si con la falta de movimiento pudiera evitar el caos. Pudiera parar el tiempo. Robar unos segundos, que me den la posibilidad de reaccionar.

Da igual si la ausencia dura un rato, un par de días o una vida entera. Da igual si debería haber sido un hasta pronto, un adiós o un hasta siempre. Me bloqueo. Las palabras no brotan de mis labios. Estoy paralizada. Solo se abre un abismo de silencio entre los dos. No soy capaz de decirte buena suerte, ni buen viaje, ni quédate conmigo.

Ninguna despedida se parece a las mil versiones que he imaginado de ese momento. Nunca sale según lo previsto. Cada uno cuenta su historia, palabras vacías, pero lo importante es lo que queda por decir. A medio camino entre lo que piensas y lo que eres capaz de expresar. Las frases nunca pronunciadas, que se perderán en el olvido. Que después de un beso helado, se alejarán para seguir su propio camino hacia ningún destino.

1 comentario:

  1. No es justo que no se pueda expresar uno en esas circunstancias....tendría que haber un tiempo muerto.... Yo opto por soltar palabras con la esperanza de que el caos y la cantidad de letras significan algo para alguien.. Callar me da demasiado miedo

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