martes, 21 de diciembre de 2010

fortune teller


Miro fascinada a través del escaparate. Una máquina de la fortuna. Por una moneda, descubre tu destino. Mi lado racional se niega a creer que exista algo más allá, que el futuro esté escrito, que se pueda adivinar observando las líneas de la mano, o los posos del café. A mi lado emocional, le encanta leer el horóscopo, e imaginar que los sueños se pueden hacer realidad. El yo lógico quiere pensar que las decisiones que toma tienen consecuencias y que no todo viene rodado, que tiene capacidad de decisión y que puede dirigir su rumbo. Mi otro yo, el yo caótico, siempre ha pensado que esto no puede ser lo único, necesita creer en algo. Rebusco entre los bolsillos y saco una moneda. La tiro al aire. Es puro azar, teóricamente las mísmas probabilidades. Si sale cara entro por esa puerta. Si sale cruz, sigo mi camino. Miro el resultado sobre mi mano, y comienzo a caminar, observando de reojo mi reflejo sobre el cristal.

2 comentarios:

  1. ¿Existe el destino? Siempre digo que no, pero cuando algo va mal acabo echándole la culpa de todo.

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  2. Pues a mí me pasa lo mismo...

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