miércoles, 30 de junio de 2010

tiranía


Desde lo alto del trono vigila sus dominios. No pierde detalle de ninguna de las cosas cotidianas que suceden en su reino. Observa a sus pequeños súbditos. Los siente demasiado lejanos. Tan diminutos que a veces no es capaz de distinguirlos. Le parecen todos iguales. Rostros desdibujados que desfilan a sus pies.
Deslumbrada por sus propias ínfulas de poder, ha perdido el contacto con la realidad. Sumergida en sus caprichos, no es capaz de ver más allá de su ombligo. Se ha convertido en una tirana, en una reina déspota. De su boca ya no salen palabras, solamente órdenes. Entre los muros de su castillo, siempre está sola. Su corazón se ha vuelto de piedra, detenido en el tiempo.
Desearía poder bajar, y mezclarse de nuevo con la muchedumbre. Envidia su libertad de movimientos. Desearía ser como ellos, poder tener a alguien a su lado. Desearía poder convertirse en un ser anónimo. Y no echar de menos todo lo que ha perdido. Es solo una princesa destronada, encerrada en su palacio de cristal.

1 comentario:

  1. Y sin embargo los de abajo la verán y la envidiaran, nadie tendrá la más mínima idea, ni empatía, sólo insultos y envidia.

    A los príncipes y princesas no se les permite ser débiles ni cometer errores. Pero no fantasean con otra cosa..

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