Sin embargo, hay días, que te levantas con el pie izquierdo. No has pegado ojo y el sonido del despertador te martillea la cabeza. No puedes pensar. Te levantas como un autómata, se acaba el agua caliente y se queman las tostadas. No encuentras las llaves, y cuando por fin sales a la calle, llueve y el autobús que debes coger acaba de doblar la esquina. Todo el mundo te molesta, desearías ser el único habitante del planeta y lo ves todo negro.
Unos y otros días se entremezclan sin sentido, como ingredientes agitados al azar en una coctelera que vomita su contenido sin previo aviso. Una montaña rusa emocional. Un carrusel diabólico que da vueltas sin parar, que no deja de girar. Del que no puedes bajar.
a mi me pasa igual cuando me levanto con el derecho, es lo que tenemos los zurdos....
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