Estás en la biblioteca, sumida en tus pensamientos, es una tarde completamente anodina. Tras la actividad frenética de los exámenes, esta época de tranquilidad absoluta se convierte en tedio mortal. El silencio pesa, se palpa en el aire. A veces te da miedo moverte, hacer el más mínimo ruido, sobre todo cuando se acerca la hora del cierre. Pero entonces llega él, en el último minuto, cuando ya has apagado el ordenador. Lo siento, no puedo ayudarte, ya es demasiado tarde, tendrás que volver mañana. Sus gestos muestran perplejidad, por un lado, está contrariado, por otro lado, como bien intuyes, está deseando que sea mañana, que le hayas brindado una excusa para volverte a ver, que le des la oportunidad de intentarlo de nuevo. Mañana esperarás impaciente, mirando hacia la entrada, con un revoloteo de mariposas en el estómago cada vez que se entorna la puerta, con la cabeza anticipando lo que habrá de ocurrir. Mañana le propondrás tomar un café. Mañana, todo sucederá a partir de mañana.
[*una historia escrita a cuatro manos: ALieNa & ZiRTäeB]
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